La fuerza del amor

16- Día de la madre

12 de mayo del 2013

—Feliz dia mamá—digo lanzandome a abrazar a mi madre, entregandole su regalo.

—Gracias cariño ¿Te quedaras aquí?.

—Si hoy me quedare en mi antigua habitacion.

La verdad es que me he sentido un poco triste con todo lo que ha pasado y sé que estar un tiempo en familia me hará sentir mejor.

—Siii que bueno—dice Chris.

—Ya esta lista la cena—dice papá atrayendo mi atención a sus manos.

—A sentarse—todos les hacemos caso—Un brindis por el día de esta hermosa mujer—todos hacemos lo mismo y procedemos a comer.

Al otro día desayuno y me voy a mi apartamento, no sin antes despedirme de mi madre, mi padre y Chris, cuando llego dejó mis pertenencias y voy al trabajo. Sí debo ir de un lado a otro.

—¿Como estamos bella dama?—me pregunta Andrea.

—Cansada muy cansada.—respondo haciendo un puchero.

—Yaa te creo, el jefe está aquí—veo algo en sus ojos, ah ya entiendo.

—¿Tú y el jefe?—pregunto curiosa.

—No se lo digas a nadie—abro la boca con asombro.

—Oh mierda, ok tranquila guardare el secreto ¿Como es?.

—¿Como es que?—responde dudosa.

—Ya sabes ¿está dotado o no?—subo y bajo mis cejas mientras veo como los ojos de Andrea parecen querer escapar.

—Natalie no sabía que eras así—chilla y se ríe—Si está muy buen dotado.

—Eres una suertuda.

—¿Y tu todavia no sabes nada de Lucas?—mi ánimo decae ante la mención de su nombre.

—Pensé que habias olvidado eso, no aún no he sabido nada de el, creo que ya me estoy acostumbrando siempre he tenido mala suerte en el amor—me encojo de hombros restándole importancia.

—Señorita Natalie un hombre le ha dejado esto—dice entregandome un carta y un ramo de flores—perdona no la carta la ha dejado un hombre raro muy raro y el ramo es de un chico que se llamaba Lucas, creo.— mi corazón se acelera, ¿Flores? ¿Realmente será él o solo una mala broma?.

—¿Dijo Lucas?, ¿sigue aquí?—pregunto, pero sin esperar respuesta bajo corriendo por las escaleras, salgo al aparcamiento veo de lejos a lucas, el se gira y me ve, acorto el espacio que nos separa lo mas rápido que puedo pero el se mete a su auto y se va, me quedó de pie mirando su auto como se aleja ¿porque ha hecho eso? Y con mi corazón roto otra vez decido volver al trabajo.

—¿Tuviste suerte?—me pregunta Andrea.

—No, el huyó... otra vez.

—Vale tranquila que tal si lees la carta.

—No creo que sea el momento indicado—digo con un nudo en la garganta.

—Pues entonces yo la leo- dice abriendo la, yo no la detengo, veo como si rostro palidece y es ahí cuando recuerdo que él no fue quien dejó la carta.

—Nat sabes quien te puede haber mandado esta carta?—pregunta asustada.

—No tengo idea—intento quitarla de sus manos sin fuerza.

—Ve a la Policía.

—¿Que dice?.

—Léela tu misma—dice entregandome la carta con mi manos temblorosas la tomo.