Acto 1

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-Llamando.....

Buzón de voz... 

Hola Yael, ¿ como estas ?.

Eh estado tratando de contactar contigo, supongo que estas ocupado por la escuela y por el trabajo, ¿Recuerdas a ingrid? supongo que mas de lo que me gustaría. Veras no funciono las cosas entre los dos.

Te llamo desde la desesperación,
hundido en la demencia,  

Es mi cuarto día sin dormir, 

no por la conmoción,
sino por miedo a que la realidad
a la que en vela engaño-
me asalte de nuevo en medio de un sueño dulce
y me arroje al horror de vivir la realidad.

¡Dios mío, bro, la he perdido!
Nos hemos roto y ya no encajan nuestras piezas,
somos dos trozos de distintos rompecabezas,
y ni siquiera sé cómo ha ocurrido. 

Hace tiempo la sentía extraña
y una mañana la encontré sentada,
¡pobre, qué pálida estaba!
Pregunté qué pasaba y respondió: "Nada",
mirándome a los ojos con lastima o compasión despiadada.

-Eres un gran hombre Luis -dijo-, No pasa nada malo.
Con la sonrisa más triste que jamás vi en alguien.
-Pero ¡¿qué sucede?! -alcé mi voz asustado.
-No es por ti -balbuceó sin mirarme directamente.

Un hondo vacio me invade desde hace tiempo
-dijo de pronto- y no has sabido verlo en mi, 
pero cuando alguien se desvive tan fuerte por otro,
como yo por ti -añadió segura y calma-,
pueden morir en él su propia identidad,
su voluntad, su esencia, su alma, básicamente te doy todo de mi y e dejado de ser yo;
por eso es preciso que ahora te alejes, vida mía, para que yo pueda volver a ser lo que era antes.

Esas palabras sordas y esa piedad fatal
me bastaron para entender que ese era nuestro final.
Hace ya un mes que me dejo,
todo se lo di a ella
menos la esperanza de que vuelva a mí. 

¡Ah, pero el tiempo pesa lento!
Ella me jura que no hay nadie más,
que sólo necesita algo de tiempo y espacio, que no culpe a alguien mas por mis defectos y errores, pero sospecho que en su pecho esconde otra verdad.

Aún así nos seguíamos viendo,
paseábamos, reíamos, sentí que me amaba de nuevo;
de pronto respirar pesaba menos,  Nos sentábamos en en la banqueta afuera de su casa como si no pasara nada, regresaban mi hambre y mi ilusión por seguir viviendo.

Ella acudía siempre luminosa a cada cita;
yo, harapiento, a rastras de mí para salvarme en ella;
en mis ojos tristes la alegría de poder verla,
en los suyos de nuevo esa compasión maldita.

Pero sólo venía si yo rogaba, jamás me buscaba,
hace una semana que no responde a mi llamada,
desde entonces no hay luz en su ventana. Sus padres no me dejan verla, solo me queda esperarla.

He entrado en su casa mientras nadie estaba, (el que llegue a considerar mi segundo hogar)
Lo he revuelto todo, he registrado cada lugar
buscando y deseando no encontrar
la huella de traición sospechada.

Y cuando vuelve me pregunta qué hago allí,
solo me quedo callado, mirando hacia el suelo, resistiendo el llanto
La miro a los ojos y le digo que la amo
y es como un insulto que esculpe el desprecio en su mirada

¡El silencio se hace grito y desagraviamos en sexo violento
y ahí quisiera estrangularla y eyacular dentro!
pero como ante una madre me rindo en su pecho
y tras semanas de insomnio, de llorar pensando en ella por fin logro conciliar un sueño profundo.

Pero en mitad de la paz azabache
me pide otra vez que me marche,
me enjuago el rostro con mis propias lágrimas y me largo  como un perro apedreado en la noche. 

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⏰ Last updated: Mar 03, 2019 ⏰

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Llamada a mi mejor amigoWhere stories live. Discover now