Verte, desearte es algo que me mata, por dentro, pero, me muerdo la lengua y callo, como si de una cría obediente se tratara.
Somos tan distintos, pero a la vez no. Tú juegas, con las chicas por puro placer y yo, juego, con los chicos por pura rutina.
Pero, quién me iba a decir, que acabaría enamorada, de uno de mis juegos, ¿cómo empezó esto?, A sí tú me miraste, te mordiste el labio, y yo me dirigí a ti, a paso lento, al llegar me puse en puntillas, por la diferencia de altura y te bese, el beso era apresurado, se notaba la desesperación de los dos, en eso momento, solo necesitabamos algo más del otro.
Y así empezó nuestra pequeña"amistad", yo te ayudaba a estudiar, después de todo te costaba los estudios, por temas algo difíciles de tu vida, íbamos a tu casa, a la mía, a la biblioteca, estudiábamos en alguno de esos tres sitios, pero como no, llegue a pensarlo, jugar con alguien que juega tú mismo juego es peligroso.
En una, de esas horas de ayuda, me metiste mano, sin pena alguna, sin importarte que alguien nos oyera, no te importaba nada, solo querías verme "sufrir" y ver hasta dónde era capaz de aguantar. ¡Qué chico tan malo!.
Yo como una campeona aguante, pero después de eso, me tiraste al suelo, yo debajo, y tú, encima una postura que se podría malinterpretar, fácilmente, pero en vez de pensar, eso, lo único que pude pensar, antes de perderme en tus ojos negros: "quiero que me bese", pero el destino, no llego a oír eso, pero el destino es compasivo, de una forma u otra, me mostró la sonrisa más bella que había visto.
Entonces mi corazón se rindió ante tí, como había dicho, jugar con alguien que juega tú mismo juego, es peligroso, y no saben cuánto.
Pasaban los días, pero yo, ya no jugaba con nadie, en cambio tú si, me enfurecía y mucho, eso era, lo que llamaban "celos", me estaba convirtiendo, en una, de las muchas mujeres, que estaban condenadas, a un amor imposible.
Un amor imposible, que me estaba hartando, debía alejarme y rápido, pero el corazón nunca escucha, y cuando lo hace, nunca acaba bien.
No tardaste en pasar de mí, no te hacía caso, entonces no ibas a perder tu tiempo, aunque me costará aceptarlo, lo entendía, pero simplemente mi corazón se estaba consumiendo, por anhelos y deseos, algo que me daba miedo, siempre me decía; "Nunca me enamoré, el amor solo hace daño", qué ingenua era, el amor, es algo que no se puede comprender, y cuando menos lo busca, más rápido llega, que injusta es la vida.
A pesar de que el tiempo pasaba, yo te seguía observando, pasabas cada día los pasillos con una o otra, los patios igual.
Un día como otro cualquiera, te acercaste, o eso pensé, al acercarte, mi corazón se disparó, pero se paró, al darse cuenta, que pásate de largo, ¿Por qué?, Esa era mi pregunta, me iba a volver loca, por tí.
¿Qué tenía que hacer?, Necesitaba saberlo, necesitaba sentir tus labios, quería ver tu sonrisa, quería que tu mirada me viera a mí.
¿Por qué el amor era tan cruel?, Por qué cuando menos te los esperas, te acabas hundiendo sin saberlo, por alguien, eso era lo que significaba, ¿El amor?, Significaba amar y que duela tanto, ¡Pues lo odiaba!, Sí, era cierto que había, jugado con muchos chicos, seguramente al igual que yo, lo habían pasado mal, ahora tendría que decir, ¿Me arrepiento?, No era así, mi corazón se había congelado después de aquel día, que pásaste de largo, solo quería amarte, y que fuera correspondido pero eso no era para mi.
Al final empecé a obsesionarme con el tema o leyenda del "hilo Rojo", ¿y si había alguien que estaba destinado para mí?, Podría amarlo, podría tenerlo. No, en definitiva, tú eras mi hilo rojo, pero yo no era el tuyo.
Dime algo Grey, si estás leyendo esto, ¿porqué me contaste todo, y me mostraste esa sonrisa?, Por eso me acabe enamorado de mi juego de uno de muchos, pero sabes, no me arrepiento de ello, te amo y mucho, pero ya no puedo más con ésto, Grey, nuestro juego era peligroso, y ya, no lo soportaba, tal vez, nunca tendría que haber visto esa sonrisa.
Después de dejar la carta dentro de su mochila, me fui, para no volver, seguramente por miedo, o tal vez por el que me rechazara, no lo sabía con seguridad, lo único que sabia era, que mi amor por ti, sabía vuelto frío, como tus besos.
Subí al avión, mire por la ventana, y dije; "Adiós Grey", juraría haber escuchado tu voz diciéndome, "adiós Juvia".