Fue exactamente el primer cuento que escribí formalmente al termino de secundaria, es corto debido a que solo me dieron una cuartilla para hacerlo pero aun así quería compartirlo de igual manera, espero les agrade, pronto subiré un One Shot y si puedo una novela, Gracias.😄
Todo comienza en la hacienda de la familia Peñarreal, hace tiempo, Jorge Peñarreal y su esposa Diana Montero vivían junto con su hijo Bruno en la hacienda de los padres de Jorge, ahí cultivaban plátanos, pero en los últimos años, los platanares estaban enfermos y no se recuperaban, parecían estar en la ruina total y todavía no conforme con eso, la Sra. Diana, tenia leucemia y sabían que en cualquier momento podría fallecer, una tarde ella fue a su cabaña, se sentó afuera, miro al campo, de pronto se lo ocurrió la idea de pintar 3 cuadros, que juntos formaban una hermoso cuadro, se paso toda la noche pintando, al amanecer, fue por Brunito para mostrarle la obra que había acaba de hacer, eran tres pinturas, la viva expresión de la gastronomía mexicana, con un color rojo brillante como el color con el que es representado el amor, con un verde tan vivo que pareciera la naturaleza viva y con un fondo en amarillo y naranja que podría compararse con un hermoso atardecer de verano, eran unos chiles tan típicos de la gastronomía mexicana, Bruno al verlo se emociono y le encanto, pero su madre Diana, salio un rato y se sentó en la banca afuera de la cabaña, le hablo que fuera con ella a sentarse y a platicar, ella le dijo, que pronto se tenia que ir definitivamente, que lo quería mucho, y que nunca se separara de su padre, que el estaría con ella en un tiempo largo pero que volverían a estar juntos, que el mantuviera los cuadros siempre juntos no importa en donde estuvieran pero que nunca salieran los cuadros de la hacienda y que algún día el en esa banca vería en un atardecer lo que la inspiro a hacer las pinturas, ella le dijo que fuera a desayunar, que no se mal pasara y Brunito obedeció a su madre, luego de un rato Jorge fue a la cabaña ya que ella le había hablado, el llego hasta la recamara, Diana al instante le dijo que se acercara, Jorge lo hizo, fue hasta la cama y se hinco junto a ella tomando su mano ya que suponía lo que pasaba, que tristemente Diana parecía irse lentamente, lo ultimo que Diana dijo fue que lo amaba y que siempre cuidara de Brunito, la mano fría y delgada de Diana perdió fuerza sobre la mano de su esposo y sabia exactamente lo que había sucedido, desde ese día en la hacienda todo parecía estar muy triste, Bruno lloraba todo el día, solo lo tranquilizaba su nana Sarita, y Jorge estaba deprimido ya que había perdido a su amada esposa, ahora todo estaba de cabeza en la familia Peñarreal, sin la Sra. Diana y con un campo totalmente vacío y sin que cultivar, Bruno colgó las pinturas en la sala, con ayuda de su nana, ya que para el seria como seguir viendo a su mamá, parecía que al momento de colgarlo le dio vida a la hacienda. Raramente al siguiente día había plantitas de chile en todo el campo como sembradas mágicamente, ya que no que no se podría sembrar todo eso en una noche completa y mucho menos que la plantas crecieran tan rápido, todos estaban admirados de lo que había sucedido, pero Bruno, no ya que el decía que la pintura daba frutos, pero pues no decía nada para que no se burlaran de el, Jorge el mas admirado, estaba pensando como sucedió eso, y todo parecía volver a brillar en la hacienda, un mal día, Romina la sirvienta, separo los cuadros por algunas horas y la siembra parecía estar decayendo y entristeciéndose, Bruno corrió a ponerlos en orden y colgarlos, y gracias a esto demostró que en verdad los cuadros daban frutos, todos parecían alegrarse ya que la Sra. Diana había dejado un gran recuerdo para ellos, así pasaron años con lo cuadros luciéndose en la sala, todos los que llegaban los admiraban y había quien quería comprarlos, pero pues sabían que no estaban en venta. Después de algunos 20 años, Bruno estaba cumpliendo 27 años de vida y todos lo celebraban, su padre, su nana y su novia, si efectivamente su novia, ella era Paloma Monterde la hija de los socios de su padre y esto alegraba mas a su padre ya que su hijo había encontrado el amor con una señorita buena, trabajadora, inteligente y bonita, al atardecer todos se habían ido de la fiesta sus amigos tenían que regresar a la ciudad, al igual que Paloma regresaba con sus padres, su padre y su nana después de ayudar a limpiar un poco y guardar los regalos en la cabaña decidieron ir a la hacienda a descansar, Bruno en cambio en ese atardecer decidió ir un rato a la banca de la cabaña, volteo al frente para ver las siembras de chile y en eso vio, algo que le sorprendió, eh hizo recordar las palabras de su madre, esa frase que algún día dijo y que decía así: algún día el en esa banca vería en un atardecer lo que la inspiro a hacer “Las pinturas que dan frutos” .