Capítulo 23

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El tráfico en la calle, el cansancio que tengo y el celular de Alec no ayuda. Solo suena pero él no contesta y eso me está sacando de quicio.

Él solo murmura palabras que no entiendo pero no se necesita ser un genio para saber que no es bueno lo que dice. Quizás es su esposa o novia si es que tiene.

Mordí mis labios para no reprocharle de porqué no contesta el celular, no quiero ser una extrovertida y menos cuando se que quizás no le caigo bien. Cuando nos conocimos parecía feliz y luego... no sé.

— ¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto? — pregunté después de un rato de silencio, quizás sería bueno tener un tema de conversación así el trayecto no es incomodo.

Pensé que no me respondería por el silencio pero cuando lo miré se veía como confuso. Entonces habló.

— ¿Haciendo qué? —lo miré sin entender, por supuesto que sabe a lo que me refiero. Le queda bien hacerse el tonto.

— ¿Haciendo qué? —repetí como retrasada, sintiéndome estúpida—, tengo entendido que eres guardaespaldas... ¿a qué otra cosa me puedo referir?

— Oh, lo siento —me miró unos segundos para después mirar al frente —. Hace un par de años que soy guardaespaldas, antes de eso yo... — no terminó la frase porque todo pasó en un abrir y cerrar de ojos.

El impacto en la parte de atrás del carro y luego ver cómo Alec perdía el control para después quedar en medio de la carretera de forma horizontal.

Un miedo horrible me recorrió por completo y no paraba de jadear. Al principio pensé que fue un accidente pero no.

No sé qué pasó, todo pasa tan rápido que apenas soy capaz de mirar a Alec, éste al verme solo quita su cinturón y me lo quita como puede, después de eso las ventanas se revientan por los malditos disparos.

Rápidamente nos agachamos como podemos y luego Alec abre su puerta ya que si yo abro la de mi lado me mataran si ni siquiera poder abrirla bien.

Alec sale y me agarra de la mano para poder salir por la puerta del piloto y lo logramos. Pero somos
—o por lo menos yo— incapaz de pronunciar una sola palabra. No quiero acostumbrarme a esta situación donde mi vida está en constante peligro.

Siento como las lagrimas se deslizan por mis mejillas, los disparos ya cesaron pero el miedo sigue.

— Mírame — Alec pasó su mano por mi nuca mientras que la otra se quedó en mi mejilla, pero eso no me ayudó porque su pistola estaba en ella—, cuando te diga que corras; lo harás, e irás a esa dirección. Yo te buscaré en unos cortos minutos ¿bien? —asentí sin estar muy segura.

Temo por su vida, de que le pase algo por mi culpa pero no es como si yo pudiera hacer algo. Preparó su arma y comenzó a disparar. Me tapé los oídos y solo escuché cuando dijo "corre" y así lo hice. Solo se escuchan disparos tras disparos.

No llegué lejos, unos fuertes brazos me alzaron a lo que yo traté de bajarme ya que estaba en el aire. Tiene mis brazos aprisionados con solo una de las suyas y en la otra tiene una pistola pegada a mi cuello. Todo mi cuerpo tiembla bajo el frío metal, mis lagrimas no paran de solo pensar en que mi vida acabaría de esta forma.

— ¡No, déjeme! —grité mientras intentaba soltarme pero es inútil.

— ¡Cállate! — gritó erizando mi piel, hizo más presión con la pistola y me quedé quieta—, así me gusta... ahora camina, cielo—. Me dio un pequeño empujón.

Yo no quiero caminar, mis pies parecen estar clavados en el suelo y de solo pensar que un desconocido de los malos me quiere llevar hace que llore. No puedo evitar sollozar del miedo.

— ¡Suéltala! —la orden de Alec hizo que el hombre girara conmigo. Apretó más su agarré junto con su arma en mi cuello. Siento como el aire me falta—. Dije que la soltaras.

La luz de la luna hace que vea mejor a Alec, su mirada está llena de ira y ver cómo está por apretar el gatillo hace que tiemble.

— Ella se va conmigo y si tengo que matarte lo haré —no tengo duda de que este hombre lo matará, suena seguro de que me llevará con él quien sabe donde.

No quiero que a Alec le pase por salvarme a mi. Ahora sus palabras suenan en mi cabeza, esa en la que me dijo que daría su vida por la persona que cuida y temo que ahora lo haga.

— Bien, tú ganas... —dijo Alec haciendo que se me olvidara cómo respirar, haciendo que mi piel se erizara porque en el fondo pensé que me salvaría.

Mis lagrimas salieron porque no quiero que me lleve, quiero quedarme al lado de Henry porque sé que estaré a salvo en sus brazos. Por lo menos quiero verlo y abrazarlo, robarle un beso como la primera vez y así volver a sentirme estúpida por no ser correspondida. Luego, tendré la sorpresa de que sea él quien me bese y me lleve a las estrellas.

Los ojos de Alec y los míos conectaron antes de este asentir, lo miré con algo de decepción porque no pelearía por mantenerme a salvo, quizás en el fondo él no daría su vida por otra. Aunque mi vida no vale tanto como para que él se arriesgue solo que... tuve la esperanza de que por lo menos lo intentara.

En El Olvido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora