Ella

Emma

Mensaje de Hanna

¿vas a ir? – le pregunto Hannah (su amiga más cercana)

No lo sé – respondí – no tengo ganas de ir, me siento mal, aun no me adapto a este nuevo lugar.

Tú, tranquila, eso no es ningún problema, yo iré contigo, te presentare gente y te enseñare el lugar, dijo Hannah.

Esta bien, pero no me dejes sola. – respondí no muy convencida

Me dejo en visto, dije en voz alta, casi gritando, frustrada de la decisión que había tomado, hace algunos minutos. Me levante de la cama, la acomode un poco, para que no se viera tan desecha, reviso el celular, por quinta vez y no hay nada de Hannah, ni un solo mensaje, nada, como si no existiera, vuelve mi frustración, pero lo dejo de lado y me resigno a alistarme. Abro mi armario  y no veo nada ''decente'' para ir a esa fiesta, escojo algo cómodo, unos jeans y una camisa de tirantes corta, con una frase en inglés, un suéter de mezclilla y por último unos tenis negros. Vuelvo a tomar el celular y por fin Hannah se digna a llamarme.

Llamada

¿Dónde estás? Dije molesta, desde hace una hora no se nada de ti, ya estoy lista y tú no te dignas a llamarme o escribirme.

Tengo que decirte algo, pero por favor no te enojes conmigo, dijo Hannah un poco nerviosa, no podré ir...

¿qué?, dije al borde del colapso.

Déjame termina, dijo frustrada, no puedo ir, mi madre me dejo en la casa con mi hermano y tengo que cuidarlo, ella tiene que hacer el turno de noche en el trabajo, perdón, le dije a Matías (un amigo de Hannah) que fuera contigo, él es gay no tienes nada de qué preocuparte.

Di un suspiro largo, hasta que al fin respondí, ¿por qué me haces eso? Ni siquiera se quien es, me da igual si es gay o no, sabes que no conozco a nadie, si el se va y me deja sola, ¿Qué voy a hacer?

Tranquilízate, dijo Hannah con un poco de compasión, él no te dejara sola, confía en mí, ya me tengo que ir, perdón de nuevo, sabes que te quiero.

Me colgó la llamada, solo ella cree que es fácil, como ella si lo conoce, ahora que hago le digo que no voy a ir, me hago la enferma, no sé qué hacer, ya no quiero ir. Suena el celular, un mensaje de un numero que no tengo registrado.

¡hola! Soy Matías, Hannah me envió la dirección de tú casa, ya estoy por llegar.

¡oh Dios! Ahora que hago, como se le ocurre a esta descarada darle mi dirección a alguien que no conozco, estoy a punto de escribirle que ya no puedo ir, cuando escucho un carro aparcar al frente de mi casa, resignada me levanto de la cama, me veo al espejo, al salir me fijo de nuevo en la habitación por si me hace falta algo, pero no todo esta bien, cierro la puerta y me dirijo a bajar las escaleras, escucho a mi madre decir algo, casi no le entendí, sin embargo, seguí bajando las escaleras, hasta que llegue a la puerta y vi por primera vez a Matías.