Volviendo las cosas al revés

Prólogo

Desde que tengo memoria en mis cortos 9 años siempre era igual, observarla siempre a sus espaldas, mirando cada rastro de ella que la hacia única y admirando aquellos ojos azules que iluminaban cualquier abismo negro... Siempre con su mirada a lo alto... Cómo todo una verdadera dama portando aquel listón rosa que la hacia lucir tan linda... -Helga G. Pataki- la niña más linda de toda la escuela primaria 118, la más inalcanzable que hay, era ruda, era fuerte, era hermosa... Yo Arnold Shortman estaba eclipsado por ella desde el jardín de niños, siempre viéndola desde lejos y nunca teniendo la oportunidad de tan siquiera saludarla, era inalcanzable y yo... Tan solo uno más que suspiraba por ella.

-Vamos hermano respira, parece que cada vez que la vez tu cerebro se apaga- decía Gerald el mejor amigo de Arnold, a la vez saradeandolo para que reaccionara, siempre pasaba eso cada vez que esa chica se cruzaba en su camino. -si que esa Pataki te tiene loco he?-

-He que decías Gerald...?- respondía el rubio todo aturdido cuando la chica ya había cruzado al otro pasillo.

-Lo vez y cada vez es peor Arnie, cuando entenderás que ella nunca se fijara en ti, es la chica más popular de la escuela y sin mencionar que es la más ruda de todas, tal vez podría matarte si te atreves a hablarle - mencionaba el moreno un tanto preocupado, en sí eran los rumores de que Geraldin Pataki era un demonio cuando la molestaban e insistían en que salieran con ella.

-Solo son rumores de lo ruda que es Gerald, no sabes si es verdad nunca has visto nada, yo se que es una chica mas amable y comprencible...- Lanzaba esas palabras un poco molestas hacia su amigo.

-Bueno... lo se de buenas fuentes amigo, hace dos semanas me contó un chico que le dijo a otro chico que se enteró por otro que ella  había golpeado a uno de sexto grado porque le pidió salir con ella, según dicen él era muy insistente, se dice que intento de varias maneras y sólo logro que le diera una paliza...- contaba justamente como recordaba y Arnold solo era escéptico a tales palabras -  solo quiero que tomes tus precauciones- miraba al ojiverde un tanto preocupado. - ya sabes... A qué te protejas de tus constantes acosos que has tenido en los anteriores años...- y era verdad él sabía que Arnold hacia lo posible por verla, la seguía saliendo de la escuela, sabía que le gustaba, a dónde hiba de paseo y que amigos tenia, hasta sabía dónde vivía y cuál era su habitación. Para él ella era su mundo y su razón de existir, no importaba nada más que ella.

-Yo... yo trato de ser precavido Gerald-  su amigo sabía su secreto que discretamente guardaba - además creo... creo que sería el momento de hacer mi movimiento- decía un Arnold sumamente decidido. - es más trataré de hablarle está vez, si, comenzaré por ser su amigo y que así me conozca, no creo que sea tan malo-

-Arnold has dicho eso muchas veces y nunca tienes el valor, crees que ahora sí lo lograras-

-Claro Gerald lo he estado pensando mucho y es ahora o nunca. Es más la próxima vez que esté junto a mi lo hare-

-Bueno... Buena suerte Arnie ... Porque ahí viene ella-

En ese momento Arnold no supo que hacer, giro hacia atrás de un movimiento, al hacerlo quedó justamente en frente de ella, él por otra parte no podía articular ninguna palabra, solo se le quedó viendo fijamente a esos ojos azules, haciendo que él diera una sonrisa tonta de esas que tantas veces hacia cuando pensaba en ella, Helga por otro lado igual lo vio fijamente pero de un momento a otro ella solo lo ignoro y él quedó pasmado donde estaba sin pensar en que fue lo que había pasado.

-Que chico tan raro no lo crees?- se escucho a lo lejos por parte de pheabe la mejor amiga de helga, Arnold solo escuchaba.

-Si... Muy extraño Pheabe- respondió Helga en automático, a lo que él ojiverde le retumbaba en su pecho aquellas palabras, eso era todo para verse patético frente a ella, ahora no sabía cómo dirigirse sin que lo vea cómo un raro hasta que... -Pero... Viste sus ojos eran muy lindos, jamás había visto unos iguales, crees que será hereditario- a ella le habían gustado sus ojos y él estaba feliz, por lo menos tenía un indicio que había algo que a Helga G. Pataki gustaba de él.

- Tal vez, si es que ambos padres tengan ese color de ojos, ya sabes el gen más fuerte gana y por consecuencia se hereda- decía la asiática mirando a la rubia a su lado.

- Ya veo, eres muy lista pheabe-

- Si bueno eso lo sé por lo que había leído hace una semana en la clase de biologia-

-Igualmente lo eres amiga- después de eso ambas chicas se retiraron, Helga por su parte dirigió su mirada hacia atrás y dio una sonrisa de medio lado un tanto perversa ella había encontrado a un chico interesante, un poco extraño pero aún así interesante.

-Tierra llamando ha Arnold, me escuchas ... Cambio...- hablaba el moreno a su tonto amigo que estaba con una sonrisa de oreja a oreja, ahora sí lo había perdido absolutamente...