10. "¿Qué mierda ha sido eso?"

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—¿Qué te ocurre? —le pregunto a Lisa, quien parece que tiene los ojos llorosos. 

—Nada. —me miente y evita mirarme a los ojos. 

—No me mientas, se nota a leguas que has estado llorando. —pronuncio haciendo que me mira sin decir una sola palabra —. No estarás llorando por el idiota de Abel. —le miro enfadada —. Sabes que puedes contármelo. —le digo de forma comprensiva para que me diga porque está triste.

—Me acaba de decir que me deje de hacer ilusiones con que él y yo estemos juntos porque no le gusto y que además no soy para nada su tipo. —me relata lo sucedido —. Tenías razón. —empieza otra vez a llorar. 

—Bueno, eso ahora da igual. —la abrazo fuertemente —. Tranquilízate y no derrames ninguna lágrima más por ese chico. —le pido y le acaricio el pelo —. No merece que derrames una sola lágrima por él. Eres una chica estupenda, te aseguro que cualquier chico mataría por estar contigo. —le susurro y me mira. Ha parado de llorar por ese tipo, no obstante su cara sigue descompuesta.

>>Abel ha sido un idiota por dejarte ir y no valorarte como te mereces. Además te digo otra cosa, habría sido una pérdida de tiempo salir con él. —le susurro a lo que asiente de acuerdo conmigo.

—¿Qué ocurre? —preguntan las chicas cuando llegan a donde estamos —. ¿Qué te pasa Lisa? —le miran preocupadas por su estado de ánimo. La rubia les cuenta todo lo sucedido y todas maldecimos al tonto del chico.

—Olvida a ese chico. —le aconseja Amelia —. No te merece. —le sonríe.

—Ademas seguro que dentro de poco encontrarás a otro mejor. —le asegura Bianca con una sonrisa. 

—Solo debes esperar a que sanen las heridas y te encontrarás mejor. —le sonríe Eva.

—Gracias chicas por estar a mi lado. —nos agradece y nos abrazamos las cinco. 

Nos pasamos todo el día animando a Lisa para que no decaiga y vuelva a llorar.

En el momento en que suena la campana de salida del instituto recojo las cosas y salgo junto con Amelia hacia el banco donde hemos quedado con las chicas.

Por el camino nos encontramos a Abel, el cual pasa por nuestro lado charlando amigablemente con Javi. Me paro en seco y sacando valor, de no sé dónde, le llamo para que se detenga.

Éste se detiene y me mira esperando a que hable. —Dime. —me invita a que diga algo. 

—Solo quería decirte que me das pena. Tanto miedo le tienes al compromiso que vas haciendo que las chicas se ilusionen contigo para que luego te acuestes con ellas y las olvides tan rápido, como si jamas hubieran existido en tu vida. Haznos un favor y deja de jugar con las mujeres, porque eso es algo cruel. —le increpo.

Me mira sorprendido sin esperarse mi discurso, entonces me retiro junto con Amelia y me encamino a donde las chicas nos esperan. A lo lejos oigo murmullos por la escena que acabábamos de montar en un momento.

—¿Qué mierda ha sido eso? —me pregunta Amelia sorprendida cuando nos vamos —. Eres mi ídolo. —sonríe mirándome.

—No ha sido nada, solo le he puesto los puntos sobre las íes a ese chico, para que sepa que no debe hacer eso. —le resto importancia.

—Increíble. —me aplaude Eva cuando llegamos. 

—Tampoco ha sido para tanto. —pronuncio encogiéndome de hombros.

—¿Qué tal estás? —le pregunto a Lisa. 

—Bien, solo necesito descansar. —me contesta sin muchos ánimos —. Pero, bueno no me esperaba para nada que te pusieras así con él. —sonríe un poco, haciendo que yo también lo haga.

Solo iba a ser una citaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora