Sábado 27 de octubre. Cumpleaños número 17
A pesar de ser mi cumpleaños, no siento ningún tipo de entusiasmo, pero mi hermano es otra historia; él entró sin previo aviso a mi habitación con una sonrisa enorme y un desayuno en las manos.
-¡Feliz cumpleaños! Enana- no soy para nada pequeña, en realidad mido alrededor de 1.80 y algo, pero él sigue siendo más alto que yo.
-Jajaja, gracias hermano- dije de manera divertida.
-Te lo dejaré abajo, apresúrate a desayunar, me vas a acompañar a la universidad a dejar mis papeles, ¿Ok?- antes de que le pudiese replicar, salió de la habitación.
Bajé las escaleras con apuro y desayuné hablando con mi hermano.
-Ehhh... oye Hugo, no voy a poder ir contigo a la universidad, recuerda que voy con Albert a la fiesta-dije rápidamente temiendo que me dijera que no podía ir, lo vi dubitativo, es muy protector conmigo debido a lo que sucedió hace unos años. Me lleva cuatro años de diferencia, pero eso nunca ha sido un inconveniente para que se comporte como alguien de mi edad.
-Bien, pero ¿Irá Ariana y tu otro amigo, el... el chico gay, no?... Ya sabes que no me agrada para nada Alberto-dijo con seriedad.
-Sí, ellos irán y no te preocupes, volveré antes de las 9:00 p.m- dije felizmente.
-Antes iré a la casa de Ariana para prepararme- dije subiendo las escaleras.
Me duché y me vestí con una sudadera que dice Tokyo que me regaló Demi y unos pantalones de mezclilla. Demian y Ariana son los únicos "amigos" que he hecho desde que llegué a San Francisco. Y Alberto, no lo conozco del todo, hace poco tiempo que es mi novio, hace 2 meses para ser exacta.
Salí de mi habitación y me despedí de mi hermano.Vi un con remordimiento la habitación de mi mamá, ella debes en cuando salía y solo lo hacía para ir por alchol y cigarros ella esta totalmente hundida y me siento aveces culpable... Ella solamente tiene odio para mi, pensé
Antes de tocar la puerta de la casa de Ariana, esta ya se había abierto, divisando a una chica alta, de ojos claros tirando a verde con una sonrisa y una melena que le llega por debajo de los hombros.
-Hey, Rachel qué bueno que llegaste, acabo de encontrar el vestido perfecto para ti jejeje-dijo muy feliz, arrastrándome hasta su habitación y enseñándome un vestido negro un tanto escotado por encima de las rodillas y de espalda abierta, muy pegado.
-¿No tendrás alguno de... Hmmm... Mangas largas, tal vez?- no me gusta mucho enseñar mi cuerpo, realmente estoy muy acomplejada en cuanto a él.
-Jaja, no lo creo, pruébatelo aceptando la derrota. Terminé haciéndolo. -¡Me queda perfecto!- nos terminamos de arreglar y ya estábamos en la puerta.
-¿Qué tal?- dijo, dando una vueltita con su vestido azul marino, realmente es guapa.
-Te ves genial, sólo prométeme que no te separarás de mi en la fiesta, ¿Sí?
-Sí, sí, lo que tu digas- contestó ya fastidiada de que se lo repitiera.
Estamos frente a una enorme casa, ¿Qué digo? ¿Casa? Digo Mansión, de reojo veo tan solo en la parte de enfrente 24 habitaciones. La fiesta es de uno de los amigos de Albert, entramos y en el instante en el que me di la vuelta para ver a Ariana ya la había perdido, genial.
Sí que eres tonta al soltarla de la mano, Rechel, tonta.
Fui a la barra de bebidas y me quede viendo la GRAN variedad de estas, ¿Esta familia que hacia? ¿Vendía riñones acaso?
-¿Qué te ofrezco, guapa?- Preguntó el chico de la barra sacándome de mis pensamientos, es guapo.
¡NIÑA TÚ TIENES NOVIO! Me regañé mentalmente.-Por favor una Minerva- dije de forma seca, apenas me voy percatando del vestido que llevo puesto, el cual llama alguna que otra mirada.
-Que sean dos, por favor- por fin alguien que conozco, es Albert, no es para nada apuesto, pero es lindo conmigo, a mis amigos no les cae muy bien que digamos -Hola nena, te vez muy bien con ese escote- susurró en mi oído, tocando mi espalda desnuda, lo cual hizo que me recorriera un cosquilleo, me volteé dándole un beso corto sin notar la mirada de alguien en especial.
-Hola Albert- le sonreí.
-Ven te quiere conocer mi amigo, el de la fiesta- me tomó de la muñeca pasando entre la gente.
-Luis- dijo dirigiéndose a un chico de cabello castaño, un tanto rubio, con ojos azules y verdes... Era una extraña combinación, pero muy hermosa.
-Hola- de inmediato lo reconocí, por su apariencia podía asegurar que era aquel chico del que no me habló muy bien Demi.
De pronto me comencé a sentir mal. Me giré a Alberto.
-Alb... No me siento muy bien, subiré a algún balcón, no me esperes- y me fui alejando entre la multitud.
Llegué a una habitación bastante amplia, pero no llegué al balcón, sólo a la cama, recostándome un poco.
De pronto escucho una risita la cual me hizo pensar que estaba alucinando, hasta que habló.
-¿Tan rápido te hizo efecto la droga? Jajaja- es la voz de Alberto, ¿A qué se refería? ¿En qué momento? ¿Es verdad? Todas estas preguntas y otras más invadieron mi mente echándole leña a mi dolor de cabeza.
-¿Qu-Qué?- sentía que el corazón se me salía de lo mal que me sentía
-Lo que escuchas nena, esta noche serás mía.