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Sucesores de Satisfacción II. Imperios caídos.
Capitulo I.
LA HABITACIÓN 19.
«Ningún bando había ganado ni podía ganar la guerra. La Guerra había ganado»
Álvaro Lozano.
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Jung Yunho.
Planear mi futuro es una constante en mi vida. Pero de todas las cosas que había pensado para obtener mi lugar como presidente de la compañía que fundaron mis abuelos, tener a la familia de Mingi como mis principales partidarios nunca habría sido ni de lejos una opción.
Por eso, estar frente a sus padres y sus abuelos en estos momentos no solo es raro, sino que representa una imagen mental que asegura cuan loco me he vuelto este par de meses.
Locura, es mi nueva personalidad.
No la rectitud, o el honor, o la familia.
Para mí, el amor se tradujo a esto, a un desahogo de emociones que pudo contra toda lógica o racionalidad, para en su lugar mostrarme cuan desesperado estoy por tener ese amor sin importar el costo.
Miro el sin fin de documentos que he firmado y confirmo con mi abogado que todo lo discutido este par de semanas fue llevado a cabo. Cuando este me confirma que hemos acabado, no hago otra cosa que levantar mi mano y estrechar la del Sr. Song mientras su hijo y su yerno, ¿o debería decir mis futuros suegros?, me miran con desprecio absoluto en el momento en que giro hacia ellos para saludar. No hace falta decir que su mano nunca llega a tomar la mía, al contrario, cambian la mirada al jefe de la familia y cuando este los desestima es que salen del salón para evitar así el estar compartiendo más aire con un Jung.
