Jungkook siempre a tenido todo fácilmente, así era su vida. Las cosas, la situaciones, las personas... Todo bajo sus pedidos.
Hasta que Kim Taehyung llegó a su vida y el dinero ya no le servía.
-Sí me gusta lo que veo, lo quiero y lo que quiero lo o...
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—LISA TE VOY A MATAR.
—¡Jungkook no se vale te dije que no hicieras trampa! Puchereó la chica. —¡Se suponía que teníamos que esperar hasta el final...!
Ese día era viernes por la mañana, era el día de la pasarela, y ambos jóvenes estaban en el estilista para un cambio de look. El caso era que: ninguno sabría que era lo que el otro planeaba para su cabello y no debían verse hasta que esté finalizado, peeero Jungkook temía por su delicada cabellera y hecho un vistazo con la camara de su celular cuando ya le habían terminado de aplicarle el tinte.
—¿¡Es que no podías escoger un color más extravagante, cierto?!
Lisa se carcajeó y le dijo con calma.
—Oye, relájate. Estas haciendo un escándalo.
Él puso su mano en el pecho y le miró ofendido. —¿Cómo quieres que no haga un escándalo?... Ahora voy a ser una cereza andante. Sus labios se abultaron en tierno puchero de genuina preocupación.
Lisa era la única que conocía los verdaderos miedos e inquietudes de Jungkook.
Los cambios drásticos como ése, por ejemplo.
Él podía parecer muy seguro de sí mismo y que su entorno ni las personas le afectaban en lo absoluto, pero la verdad es que no. En un mundo de apariencias como en el que ellos vivían tenías que vivir con una máscara que te proteja. Ellos lo sabían, y de alguna manera todos en la maldita sociedad tambien lo hacían. Un mundo hipócrita donde las mejores apariencias y mejores mentirosos sobreviven.
Parecía que todo el mundo tenía un ojo vigilando cada movimiento de la familia Jeon, de sus padres, de sus hermanos y de él. Esperando cualquier error para apuntarles con un dedo, juzgándolos, juzgándolo.
Jungkook manejaba eso con su actitud irritante; señalando los errores de los demás antes de que los demás le descubran sus errores, sus fallas, sus miedos y debilidades.
Patético, así se sentía Jungkook cada que su máscara parecía querer caer y dejarlo vulnerable ante la cruel sociedad de mierda.
Y Lisa siempre lo ha sabido, ya que ella es igual que él.
—hey, Kookie... Le habló con ternura y tristeza al verlo tan frágil. —No te pongas así...te vez feo.
—Eso es mentira, callate.
Lisa curvó sus labios en una sonrisa suave, ahí estaba su Kookie; berrinchudo y rudo.
—Oye...Él aun no la miraba así que ella puso sus delgados dedos en su barbilla y le hizo mirarla. Ella casi pudo reflejarse en el miedo de Jungkook. —Mira, Kookie, tú eres verdaderamente lindo y guapo, el rojo realmente lo resaltará.
