d i e z

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–Está bien, iré con ustedes ―dije finalmente, en el colegio a Cloe la tenían como a Sofía por el simple hecho de que se juntaba con ella. No sé si ese hecho es cierto o no, tampoco es que hago caso a los rumores aunque Cloe tampoco es que aparenta serlo tanto.

Juntamos los útiles con Noah y cuando me estoy por colocar la mochila al hombro, mi tutor de la tarde de hoy habla.

―Puedes dejar tu mochila para que no estés cargando toda la tarde con ella.

Lo pensé y accedí, tal vez la señora Schnapp se apiade y meta unas cuantas galletas en mi mochila.

Reí por mi pensamiento tan tonto y llamé la atención de Cloe, rápidamente pasé a una sonrisa tímida.

Salimos de la casa y un auto negro estaba en el garaje de ésta, nos subimos, Cloe adelante con un hombre de piloto al cual le saludé con la mano al subir pero sólo recibí un asentimiento de cabeza.

Cuando Noah subió al auto y cerró la puerta señal para conducir para aquel señor me di cuenta de que Cloe y Noah no saludaron a nuestro piloto entonces no me permití pensar sobre aquel señor como un familiar suyo o alguien cercano.

Como si Noah hubiese leído mis pensamientos susurró.

―Es uno de los conductores, tenemos a uno que es más de la familia pero está en su descanso.

Asentí y luego de unos minutos más llegamos al centro comercial, el conductor salió disparando ni bien Cloe bajó de éste.

Ella nos sonrió y deslizó sus manos por su vestido estampado de flores hasta las rodillas que llevaba hoy.

―Bien, ¿me acompañan o nos separamos aquí? ―tenía una voz dulce pero a la vez muy madura.

―Te acompañamos ¿no? ―Noah se volteó a mí y sonreí.

―A eso vinimos ¿no?

Nos adentramos a un local de cotillón pero no a cualquier lugar de cotillón, era el más grande de la cuidad por lo tanto estaba lleno de gente, subimos a la planta alta y Cloe le tiró un canasto grande a Noah y este se esforzó porque no caiga. Reí un poco.

Agarré otro de la pila donde se encontraban aunque por un momento lo dudé. Eran bastantes grandes.

Noah volvió a leer mis pensamientos.

―Créeme, servirán.

Los dos reímos y nos acercamos a Cloe que estaba observando una hilera de pegatinas de distintos diseños y tamaños.

Agarró uno de tamaño grande con el diseño de 47Street para cumpleaños y puso en la canasta de Noah, luego otro y otro hasta que terminó llevando diez de éstos.

―Lea, ¿cuándo es tu cumpleaños? ―preguntó aun observando las pegatinas pero ahora las pequeñas.

―Veintitrés de agosto ―respondí algo tímida y Noah me miró, no sé si también tenía interés de saberlo o qué.

― ¿Harás algo?

¿Haré algo? Generalmente no lo hacía ya que no tenía tantos amigos o amigas y tampoco es que me interesaba hacer algo. Desde los once años que mis cumpleaños se trataron de maratón de películas o series con potes de helado y mucho chocolate con Emma a mi lado, también solíamos ir al cine y a la noche a algún restaurante en familia.

―No lo creo, tal vez vaya al cine o no lo sé, nunca hago algo grande en mis cumpleaños al menos no desde los once años.

Recordé mis cumpleaños anteriores a los once. Mi mamá siempre los hacía en un salón con muchos juegos y siempre con Emma a mi lado de un juego a otro, con algunos compañeros de la primaria y luego mis familiares. No es que haya cambiado absolutamente todo, aún tenía a mis padres, Ben, Emma y golosinas.

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⏰ Última actualización: Mar 06, 2019 ⏰

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Crush- Noah SchnappDonde viven las historias. Descúbrelo ahora