Parte 8

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La mañana siguiente, decidí que sería yo quien la sorprendería preparando algo rico para desayunar. Y aunque, la verdad, la cocina no se me da muy bien, sí hay algo que me queda delicioso: ¡hot cakes! Además, con la práctica he logrado que queden redonditos y esponjosos.


Así que me levanto temprano, me doy un baño rápido y me pongo la ropa que tomé el día anterior del guardarropa de Haruka. Tiene muy buen gusto y las prendas que elegí me quedan muy bien.

Tratando de hacer el menor ruido posible para no despertarla, me dirijo a la cocina y empiezo a buscar los ingredientes necesarios. Afortunadamente su despensa está muy bien surtida y no tardo en encontrarlo todo.

Ya solo me falta un bowl y cuando doy con él y lo bajo de la repisa, volteo y quedo de frente a la puerta de la cocina, donde de repente veo aparecer a una sensual y adormilada Haruka, cubierta sólo por dos diminutas prendas de ropa interior color azul pastel.

Al parecer olvidó que estoy aquí o salió como siempre, sin pensar, y me encontró ahí, en su cocina. Mi impresión es tal ante su imagen, que siento cómo mi cara se calienta y seguro se ve muy roja, mientras el recipiente que tengo en las manos cae al suelo y se hace pedazos.

Ella también se sorprende y sonroja al verme frente a ella, y con el ruido del cristal al estrellarse en el piso termina de despertar.

De momento no sabe si irse o quedarse a ayudarme a levantar el desastre. Por unos instantes yo quedo paralizada, sin poder apartar la vista de sus torneadas piernas y sus bien formadas curvas... Por Dios, es perfectamente hermosa...

-Perdón, ya hice un desastre, qué torpe soy - digo apenada cuando ella finalmente se acerca para ayudarme y pienso que si sigue apareciendo ante mí de esa provocativa manera, no podré detenerme y acabaré besándola.
-No te preocupes y discúlpame, no pensé que podrías estar levantada tan temprano y creo que te asusté...
-Para nada, ver algo tan bonito no podría asustarme - digo todavía sin poder dejar de mirarla - más bien me tomaste por sorpresa y me has dejado impactada - confieso un poco apenada y ella se sonroja.

Al verse distraída con lo que le dije, su mano termina herida con uno de los trozos de vidrio que acaba de tomar, y yo me asusto al ver que la sangre comienza a brotar.

-Haruka, estás sangrando - le digo preocupada - déjalo, mejor los levanto con la escoba y el recogedor o terminaremos todas cortadas. Ven, vamos a curarte - le digo extendiendo mi mano hacia ella para ayudarla a levantarse y la guío hacia el baño, donde está el botiquín.

Después de ayudarla a lavar la herida, la limpio con agua oxigenada y gasas, y al final le coloco una gasa limpia sostenida con un trozo de cinta adhesiva. Sus manos son tan suaves...

Al moverme para tratar de alcanzar una toalla limpia del cajón, quedo tan cerca de ella que puedo sentir sobre mi piel la calidez de su respiración. Y por un momento, me dejo llevar por mis impulsos, tomo su rostro entre mis manos y acerco mis labios a los suyos.

Es apenas un roce fugaz y sutil, pero con eso basta para que ella se aparte repentinamente, sorprendida, tal vez asustada, llevando sus manos a su boca antes de salir corriendo para encerrarse en su recámara.

Demonios, ya lo arruiné todo. Michiru eres una tonta, me digo a mí misma mientras aprieto la toalla entre mis manos. A pesar de todo lo que ha hecho por mí y de que tuvo la confianza de traerme a su hogar y de abrirme una rendija de su corazón con todo lo que me contó ayer, tengo el descaro de venir y robarle un beso...

Seguro está enojada y decepcionada. Lo mejor es que me vaya y hablemos después, cuando se haya tranquilizado.

Antes de salir, tomo una hoja de la libreta que está en la mesita de la sala y le dejo una nota.

El amor infinito entre el cielo y el marWhere stories live. Discover now