Le Bonheur de Chanter

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Miguel se encontraba tan lejos de casa, de su amado pueblo de Santa Cecilia, frente a costas de una pequeña ciudad en Veracruz, nunca espero verse tan lejos, pero era eso o seguir en casa recostado en su cama sin hacer nada.

Después de todo le había pegado duro el hecho de que su novio terminara con él, en ese instante cuando Marco se lo dijo se atrevió a sonreír y hasta a soltar una pequeña risa metálica que al final se esfumo al ver su semblante tan serio.

—Miguel, tú lo sabes mejor que nadie, esto no va para ninguna parte.

—¿Qué? —fue lo único que pudo decir en ese instante.

—No eres tú —le tomo del hombro para colocar algo de distancia, no quería hacer tremenda escena en medio de la plaza, de ahí que le hubiese citado en vía pública para mantener algo de control— sabes que mi primer amor es la música al igual que tú, ahora mismo somos jóvenes, hoy decimos que queremos "esto", pero mañana tal vez ya no lo queramos.

—¿Qué quieres decir? —preguntó con la boca seca. Sentía que el alma se le iba.

—Has visto como mi nombre es más reconocido ¿Verdad? Con esfuerzo y dedicación he tratado de limpiar el nombre de mi antepasado. No quiero perder mi trabajo solo por esto.

"¿Esto?" frunció el ceño tras repetir sus mismas palabras mentalmente. Ahora era "¿Esto?" Y ya no "mi vida" o "mi amor" —Oh ya veo —fue lo único que contesto tras mirar hacia otra dirección, no quería ver su cara ahora mismo.

—Vamos no te enojes, esto lo hago por el bien de ambos. Siempre quedaran los buenos recuerdos, además, con el paso del tiempo esta "fase" también la superarás igual que yo.

Miguel solo deshizo su agarre para irse del lugar, como una respuesta rápida que solo fue un simple reflejo para no dejar ver lo herido que se encontraba soltó en un balbuceo —Sí, sí, lo que digas —y se fue.

Para su mala suerte las palabras de Marco se cumplieron, solo en parte, como el hecho de que ahora la fama del De la Cruz se hizo más grande al estar soltero y el simple, pero rotundo ápice de que los recuerdos de ambos seguían en su cabeza, pululando como abejas a la miel sin darle descanso o paz, lo único que generaba que su carácter vivaz fuese reemplazado por uno más serio y desganado hasta el punto de que el apetito se le fuera como las ganas de salir. Puesto que allá afuera todo el mundo hablaba de su ex novio como si fuese la séptima maravilla del mundo.

"Tonterías" balbuceo tras colocarse la almohada encima del rostro cuando la presentadora de la radio anunció la nueva canción de Marco, una que solo le hizo estrujar aún más el corazón. Al recordar como su ex usaba sin algún deje de culpa sus letras para catapultarse al éxito. Siendo que Miguel la había compuesto para él.

Fue tras ser obligado a bajar para cenar cuando toda su familia puso un dedo en la llaga dejando las cosas claras.

Que ya debía de dejar "eso" atrás y fuese lo que fuese que tuviera el chico, pues hasta ahora nadie sabía que ocurría y realmente no quería que lo hicieran, porque ya se veía venir la tercera guerra mundial en su cocina.

Pero, ¿Cómo explicar? Se sentía sin energías de volver a dejar en claro que no era solo una etapa como la primera vez que presento a Marco a la familia.

Un error que ahora cobraba más fuerza dentro de sí, como la estocada final en su corazón la cual le recordaba el tiempo que había peleado con uñas y dientes para que no solo aceptasen su orientación sexual sino a su pareja como tal.

¿Y para qué?

Para que al final saliera con que solo era una etapa.

¿Con que cara los miraba ahora?

Le Bonheur De Chanter 【Hiroguel】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora