Es un lindo día, el sol brilla, el cielo está iluminado, los pájaros cantan, estoy tomando chocolatada, lo único malo es que son las 8:17 a.m., y si, me debo levantar todos los días a esa hora para ir a trabajar al mayorista
-cuyo nombre no diré porque tengo miedo de meterme en legalidades- Tomo mis cosas y voy al mayorista. Allí debo trabajar alrededor de 7 horas, eso sin contar las horas de reemplazo o de trabajo extra. A veces desearía haber estudiado en la escuela, en vez de habermela pasado en fiestas cada 3 días, pero el único motivo por el que aún estoy aquí, es por ella, por Evelynn -Y también por el dinero, pero eso es un tema aparte-.
Evelynn Ineda, una empleada de 34, Pelo corto, castaño oscuro, piel clara, ojos negros, amable, paciente y graciosa, POR UN DEMONIO, me olvidé de decir mi nombre, soy Daniel Lucas Deimand, un hombre de 36 años que vive en Berazategui, me gusta la buena comida y la gaseosa, disfruto tanto de la comida, que le dediqué una parte especial en mi cuerpo -Me niego a llamarle panza-, Me gustan los videojuegos y vivo con mi perro Nacho y mi gato Michi.
¿Por donde iba?, ah cierto, Evelynn, creo que con el tiempo por fin estaremos juntos...
-Narrador: Era sábado 10 de Agosto, en días como esos, a Daniel le gustaba comer milanesas (Con más razón, ya que los sábados no trabajaba), en esos días en los que hacía frío. Al mediodía fue a lo de Pablo, su confiable vendedor de la carnicería.
Buen día Pablo!— dijo Daniel por costumbre, sin ninguna emoción, un poco cansado —¡Buen día Daniel— Dijo Pablo con tono repetitivo pero amistoso.
Me darías un kilo y medio de milanesa?— Dijo Daniel, esta vez animado.
Parece que lo que vendo en esta carnicería es lo único que te pone de humor en la vida —Dijo Pablo con una sonrisa en la cara mientras se reía un poco.
Sabes creo que en verdad soy YO, tu mejor CLIENTE, el que te pone de humor a TÍ — Dijo Daniel con tono burlón.
Hoy tengo algo especial entre mi mercancía — Dijo Pablo—, recibí un nuevo cargamento de milanesas de una marca nueva, la cual no recuerdo y no me interesa, el caso viene a que quiero que seas el primero en probarla, siendo tú un fanático de la milanesa.
-Narrador: Daniel no lo pensó mucho y aceptó — Me conoces bien Pablo — dijo Daniel.
Entonces Daniel compró lo demás que necesitaba, entre ello las milanesas, se despidió de Pablo y volvió a su casa.
Una vez allí, Pablo preparó sus habilidades culinarias y fritó las milanesas, preparó un poco de ensalada rusa, y sacó una fresca
Coca-Cola de la heladera. Con todo hecho, ya estaba listo para comer.
Una vez que dió el primer mordisco, algo se sentía raro, algo, era diferente, sentía algo dentro de sí, algo muy poderoso que, que...<ERUCTO>
Listo, todo bien. Y Daniel siguió comiendo su deliciosa milanesa.
Al día siguiente, Daniel se despertó a las 8:03 a.m. para dirigirse a trabajar, pero notó algo extraño, de pronto su ropa le quedaba más grande.
>He adelgazado, ¿Pero cómo?<
—Pff, quien necesita ejercicio— Dijo Daniel con alegría.
Daniel entonces sólo se ajustó el cinturón, y salió a la calle para ir a su trabajo. Mientras andaba por ahí, se detuvo en un callejón, ya que vio un par de hombres hostigando a un señor mayor al que, al parecer, querían robar.
Daniel se adelantó valientemente, sin siquiera saber a qué se enfrentaba.
>¿Que haces torpe?, te vas a matar!< Ese pensamiento no dejaba de rondar en su mente y lo acobardó un poco. Entonces allí, parado en medio del callejón (Típico de historias de super héroes, ignoren las coincidencias), decidió hacer lo único y mejor que se le ocurrió, gritarle a los abusones.
— ¡DEJEN AL ANCIANO! — Gritó Daniel con valor, valor que desapareció cuando los ladrones se dieron la vuelta, y uno le apuntó con una pistola. Daniel estaba paralizado del miedo, y no podía moverse. Entonces, el asaltante armado dijo
— Me meto con quien yo quiera — Y disparó...-Narrador — Que?, oh rayos, parece que el trabajo de este narrador no ha terminado aún. ¡La bala rebotó en el pecho de Daniel!, ¿¡Como es esto siquiera posible!?, Daniel estaba confundido y asustado, al igual que los ladrones. Casi sin escatimar, el asaltante armado disparó de nuevo, y la bala volvió a rebotar, asustados, los ladrones empezaron a retroceder.
Ladrón 1 — ¡Tienes muy mala puntería!, ¡DISPARA DE NUEVO!.
Cada bala rebotaba, hasta que los delincuentes huyeron aterrorizados.
El anciano estaba sorprendido, y con la misma sorpresa, lleno de ánimo le agradeció a Daniel por ayudarle, y se fue. Daniel estaba confundido, pero de todos modos decidió asistir al trabajo, quizás, se despejaría un poco de la situación.

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La fabulosa historia de Milanga-Man
HumorDaniel Lucas Deimand, era un hombre de 36 años, que vivía una vida como empleado en un mayorista, hasta que un día Sábado, compró unas milanesas en lo de Pablo, unas milanesas que no eran comunes, y entonces, Daniel, quien trabajaba de lunes a viern...