SOBREVIVO
Me levanté de la cama saltando, todo sudado, no sabía lo que me pasaba.
Estaba aterrorizado.
Hasta hacía una semana mantenía este secreto, pero no pude más.
Llamé a uno de mis mejores amigos, y sin dar rodeos le conté.
No sé si había hecho bien en confesarle, pero me sentía más aliviado.
Ahí quedo todo, nunca más volví a pensar en eso y le dedique mi tiempo a lo que más me gustaba, leer, leía toda clase de libros.
Me mude a un pueblo llamado Alcatross, donde vivía poca gente y todo era armónico, eran todos esclavos, pero Vivían medianamente bien.
No había entendido nada, mis padres se habían divorciado por una tonta discusión, asique desde ese día, estuve pensando, y lo mejor fue venir aquí con mi abuelo, un hombre de estatura baja con olor a vainillas.
Cuando llegue a Alcatross, comencé a observar un peculiar y rojizo signo esparcido por todos lados. Todos los aldeanos le cantaban por la noche, y en el día lo cubrían con un suave paño de seda color hueso.
Se me hacía tan conocido, que me provocaba claustrofobia con solo mirarlo.
No dude en preguntarle que se significaba eso a mi abuelo, pero antes de terminar la oración, me tapo la boca violentamente y me condujo al altillo de la casa, estaba demasiado nervioso, lo podía ver en sus ojos,
Si recuerdo bien, me mostro un libro muy antiguo, de color rojo y este extraño símbolo en la tapa.
Yo estaba callado, lo mire con mucha cautela.
Él, tomo mi mano lentamente, y la arrastro hacia el libro, pero antes de que lo toque, arrebato mi mano y me dijo que nunca jamás en la vida, hable de ese tema. Hubo un silencio permanente y se acabó la conversación.
Estaba tan curioso...
Pero respete lo que mi abuelo dijo.
Desde ese entonces, no me dejaba salir de la casa, ni que la gente me viera o se comunicara conmigo, no entendía nada, todo era demasiado confuso, a veces pensaba que tenía vergüenza de que yo fuera su nieto, y me amargaba.
No recuerdo bien si fueron doce o quince años que pase de mi vida ocultándome, me hice adulto pero en mi seguía la curiosidad de saber que era el símbolo y porque no podía hablar de él. Tomé fuerzas y volví a preguntarle que era ese símbolo a mi abuelo y porque me ocultaba de la sociedad.
Insistí tanto, que me explico serenamente todo, me dijo que tenía que estar a salvo, ya que era una reliquia para los investigadores, y que ese signo, era yo…
Significaba, que el salvador, había llegado a liberarlos de la esclavitud.
Me había dado cuenta tarde, demasiado tarde, y no quise perder el tiempo, quería ayudar a las personas que lo necesitaban.
Todos los días, por la noche, le contaba la profecía del Alcatross a la gente humilde y crédula.
Hasta que en la noche más fría del año, un maldito investigador, se infiltro en el grupo de los profetas, que rezaban junto a mí, terminamos de alabar a el poder de Alcatross, y todos se fueron, menos ese hombre extraño y con ojos verdes.
Presentía algo, pero no le di importancia, ya estaba por regresar a casa, pero el hombre me dice que lo acompañe a profetizar, yo, como soy buen hombre, no es por presumir, lo acompañe.
Subí a su carreta, y en ese instante me tapo la boca con un pañuelo celeste. Me llevo a un campo de concentración abandonado, y me tiró en una pocilga.
Me realizaba estudios todos los días, y me inyectaba líquidos insólitos.
Y aquí me encuentro, solo con esta pluma y estas tres hojas de papel.
Me paso horas y horas pensando en mi abuelo, y en como escapar… pero no resulta.
Hace un par de horas me inyectaron una sustancia grisácea,
Y creo que está comenzando a hacer efecto…
NO SE LO QUE QUIERE DE MI
Me estoy mareando…
Tengo nauseas…
Veo sombras, pero no tengo fuerzas asique me quedare aquí…
Escucho pasos…
Tengo miedo…
Hace meses que me encuentro aquí...
Acabo de gritar, pero me arrepiento…
Alguien se acerca…
Ayuda por favor…grité
Ayuda…
AYUDA…
Adiós