A/N: Wow, aquí estoy, con el capítulo final. Me costó mucho darle el esqueleto, pero anoche vinieron las ideas como un diluvio y tuve que terminarlo. Fue intenso, muy significativo. Les advierto que este capítulo contiene lemon y que es bastante explícito. Estoy contenta con la historia. Espero que les guste.
Había tardes en que se desparramaba sobre la escuela una densa inquietud. Reinaba el presentimiento de que iban a exponer la vida en el plazo de veinticuatro horas. Pasaban el día fingiendo que no estaban exaltados para poder continuar con la vida diaria. Esperaban. ¿Una noticia? ¿Un ataque? No sabían. Eso pasaba aquella jornada. Eso y un ambiente de alta tensión en el sótano. Clementine intentaba mantener la compostura, pero le estaba costando un esfuerzo que iba más allá de lo medianamente esperable de una joven en su condición. Agradecía que no estuviera AJ presente, por si las cosas se salían de control.
—No lo hagas más difícil de lo que es, ¿entiendes? Sólo queremos saber adónde se llevó Lilly a mi gente. —dijo Clementine con firmeza.
—No importa. En cuanto llegue ahí, dará la vuelta y vendrá a buscarme bien rápido. —contestó Abel, no muy convencido de su afirmación. Tan así que hasta rió—. Tendrías que tratarme como en un cinco estrellas.
—¿Crees que Lilly regresaría por ti? Mira cómo estás. No le sirves para nada ahora.
—Puedo curarme.
Fue entonces que Clementine comprendió que Abel tenía certeza de su próxima muerte. Únicamente recitaba planes increíbles, irrealizables, hasta ridículos. Ningún veterano creería realmente en lo que decía. Pero ella no lo dejaría protegerse con ese muro de falsas esperanzas que pretendía construir.
—No hay partida de rescate, Abel. Sólo un grupo de chicos encabronados que te quieren muerto. Así que dime en dónde están mis amigos. Tendré piedad —prometió, tomando asiento frente a Abel.
—Lilly nunca los entregaría. En Delta estamos en guerra con unos enfermos de mierda que hacen que yo parezca la Virgen María. Necesitamos gente para pelear.
—Puta madre, no me importa tu guerra ni tu Delta de mierda. —dijo Clementine, levantándose de la silla. Estaba cada vez más furiosa—. Basta de perder el tiempo.
Al ver esa expresión en el rostro de la chica, Abel decidió que era más prudente dejar a Lilly de lado en la conversación. No iban a perdonarlo, pero él estaba cada vez menos dispuesto a pagar el precio de luchar.
—Bueno. El bolsillo de adelante. Tiene las respuestas.
No sin suspicacia, Clementine se acercó para buscar lo que tuviese que encontrar. Sin embargo, y a pesar del dolor, algo no pasó desapercibido ante los ojos del moribundo.
—¿Qué tienes, niña? Te ves algo diferente. —dijo Abel, ladeando la cabeza, incómodamente observador.
Clementine no le prestó atención sino hasta que pronunció la siguiente frase.
—Ya no luces tan niña, si me entiendes. — eso hizo que la chica diera un paso atrás. ¿Qué podía saber ese infeliz?—. Es eso, claro. ¿Sorprendida? Soy viejo, hay cosas que no se escapan. Algo les cambia en la mirada.
Abel despedía un insoportable rastro de orgullo al decir esas cosas. Una pestilencia que caló con profundidad en la mente de Clementine. El prisionero era él, pero de pronto fue ella la que se sintió desarmada. Una sensación que aborrecía y que le calaba hasta las entrañas. Quiso defenderse, pero se vio muda.
—Así que por eso salvaste a ese idiota. El del abrigo. — se burló Abel —. Una lástima que tu elección no haya valido la pena. Si te follase bien, me tratarías un poco mejor.
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The best kind of trouble [ClementineXLouis]
Fiksi PenggemarLouis guardaba un secreto. Una sensación desconocida. Algo parecido a lo que había sentido cuando se había besado con Clementine por primera vez, pero multiplicado por cien. No tenía a nadie que le explicara que se trataba de ese deseo que normalmen...