¡Préstame tu sonrisa! SP7

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A veces basta una cálida sonrisa, para romper los recios muros de un corazón congelado.


Adelanto Préstame tu sonrisa, - Andrey

Tengo mi mano derecha en ese culo prieto, los dedos de la izquierda rozando el sujetador deportivo por debajo de esa camiseta de tirantes que lleva. Mi "pequeño", bien despierto, encantado con el cálido lugar en el que le tengo apretado. Y esa boca... me estoy dando un banquete con esa boca de labios jugosos. Y maldita sea si me estoy arrepintiendo, de que todo esto sea una mentira.

Escucho al tipo a mi espalda, mientras entra en la habitación. Y no le dejo reaccionar, soy yo el que tiene que tener la ventaja, y la chica, lo tengo que tener todo.

—¡Lárgate!, ¿no ves que estamos ocupados? -

—Eh...oh...si...ya...ya me voy. -

Escucho la puerta cerrarse cuando el tipo sale dejándonos solos, pero no pienso moverme aún, estoy demasiado bien así.

—Ya se fue. -

—Lo sé. -

Prólogo

Andrey

—¿Qué tal lo llevas? -

Sentí la mano de Viktor sobre mi hombro, y me giré para mirarlo a la cara. Estaba hecho una mierda, no yo, sino él, pero sonreía el cabrón. Sus ojeras eran dos enormes manchas grises bajo sus ojos, pero parecía que no cabía dentro de sus zapatos.

—Eso debería decírtelo yo a ti, tienes una cara de mierda. -

—Tasha nos ha salido marchosa. –

—Creí que era Katia la que se encargaba de ella. -

—No sabes lo gratificante que es dar un biberón a tu hija a las tres de la mañana, hasta que lo has hecho. –

—Ya, disculpa si no me seduce la idea tanto como a ti. -

—Sé lo que estás pensando, que me he vuelto blando. -

—¿Blando?, ¡no! Lo que creo es que esa pequeña te tiene pillado por las pelotas. -

—Nah, esas son de su madre. Y están bien ahí. -

—Me das miedo. -

—Hablando de negocios. He oído rumores sobre que has dejado un poco de lado el bufete de abogados. -

—Funciona bien sin mí. Y si no has olvidado, la familia es mi único cliente, y ahora la cosa está un poco tranquila. -

—Sí, pero no lo digas muy alto. Quiero que siga así un par de años, o hasta que Tasha duerma 6 o 7 horas seguidas del tirón. -

—Es una mierda ir a trabajar con sueño. -

—Lo he hecho muchas veces, ese no es el problema. –

—Ya, eso era antes. Ahora te estás haciendo viejo. -

—Tú eres el mayor, 4 años ¿recuerdas? -

—3, pero yo no estoy tan cascado como tú. -

—Eso es porque tú te has vuelto uno de esos estirados de traje. -

—¿Estirado? -

—¿Cuánto hace que no sales de copas?, o ¿Qué te metes en una pelea de bar? Ah, lo olvidaba, tu nunca te metías en jaleos. -

—Lo hice igual que todos, es solo que fui más discreto. -

—Sí, discreto. -

—Yo tuve el mismo rodaje que cualquier Vasiliev. -

—Sí, el siglo pasado. -

—¡Eh!, chicos, a comer. -

Genial, salvado por la comida. Estaba a punto de coger a Viktor por el cuello, y demostrarle que aún seguía teniendo sangre Vasiliev en las venas, y, sobre todo, que aún hacía uso de ella. ¿Viejo?, yo no era viejo, estaba en lo mejor de la vida...y sin embargo tenía menos vida que mi padre. Sí, era patético. Tenía que hacer algo.

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