El cuju es patético si no se juega con más amigos

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Wei Wuxian rodó un par de veces por la hierba antes de parar en seco y dirigirle una mirada a la persona de ropa blanca como la escarcha. Bolas de nieve y negrura correteaban alrededor de esa figura sentada y perfectamente erguida. Aquellos conejos se habían encariñado a una rapidez alarmante, queriendo subirse a su regazo o intentando tirar de los extremos de la túnica con sus pequeños dientes. También se veían tranquilos con su presencia, todo lo contrario a cuando Wei Wuxian se acercaba con una sonrisa pícara y malas intenciones.

Él necesitó exponer su decepción en voz alta.

―¡Esto no es justo, Lan Zhan! ¿Por qué se encariñaron sólo contigo? No les gusto ni a esas bolas de pelo, ¿puedes creer esto? No las voy a asar, lo prometo, ¡así que vengan a jugar conmigo! ―exclamó como si fuera a romper en un suave llanto, rodando otra vez de un lado a otro mientras seguía quejándose, pero pronto su característico tono de voz regresó al detenerse boca arriba―. Oye, Lan Zhan, quiero acariciar uno.

Lan Wangji permaneció con los ojos cerrados y las cejas ligeramente fruncidas. Daba la impresión de que estaba conteniendo las ganas de golpearlo por haberlo orillado hacia tal humillante situación.

Al principio, mientras Wei Wuxian los perseguía de un lado a otro, muchos habían huido del lugar totalmente desconcertados ante la repentina aparición amenazadora de un humano. Sin embargo, un puñado de ellos no quisieron ir tan lejos y se ocultaron detrás de Lan Wangji, quien seguía quieto como una estatua viendo al otro armar un escándalo con un trozo de lechuga en la mano.

Entonces Wei Wuxian alzó una ceja y se lamentó:

―¿Eh?, ¿pero qué...?, ¿qué es esto? ¿Qué hacen ocultándose detrás de él?

Cuando contempló a Lan Wangji sujetando a un pequeño conejo negro en sus manos, inmediatamente dio por finalizada la caza y se tiró al suelo, sentándose delante de él mientras intentaba por todos los medios posibles llamar la atención de aquellos animales. Por un lado quiso burlarse y molestar al muchacho como siempre lo hacía, pero al final no lo hizo porque le fue imposible dejar de sonreír.

Aun después de un tiempo, a pesar de que todavía tenía el trozo de lechuga y estaba jugando solitariamente enfrente de ellos, ningún conejo se atrevió a aproximarse.

―Esto no era lo que tenía planeado hacer ―murmuró―. Al final fui el único que jugó. Eh, Lan Zhan, estás muy callado. ¿Qué te parece mi regalo? ¿Son lindos?

Mm.

―Hace un momento no los querías, ¡y mírate ahora! No eres honesto en tu corazón. Oh, pero de verdad, quién pensaría que realmente te gustan las cosas adorables y esponjosas, hahahaha. ¡Esto sí que es una sorpresa, Segundo Maestro Lan!

Lan Wangji bufó suavemente. Wei Wuxian, todavía con la sonrisa iluminando su rostro, continuó parloteando:

»No te preocupes, no se lo diré a nadie. Aunque si lo hiciera tampoco me creerían, ¿no crees?

Incluso ahora no podía apartar de sus pensamientos la conversación con aquellos discípulos Lan, no porque no hubiesen creído sus historias con Lan Wangji (eso lo traía sin cuidado), sino por cómo trataban a este. Para ellos era alguien inalcanzable, escalofriante, un tipo inexpresivo que no mostraba sus emociones, el mejor pupilo que había tenido alguna vez la secta Gusu Lan o al menos Lan Qiren. Siempre estaba solo o rodeado de personas que no se relacionaban con él. Y si se acercaban sería para reverenciarse como si en sus ojos se retratara un inmortal que había descendido para dar un pequeño paseo por la tierra.

Meditando esto, Wei Wuxian se dijo a sí mismo: De ninguna manera él es espeluznante... Por los cielos, ¿cómo podría serlo? ¡Tiene conejitos alrededor! ¿No es una vista increíble? Hahahaha. Aiya, yo de verdad que podría estar mirándolo hasta morirme.

「Cuarzo cristalino」|  WangXian | Mo Dao Zu ShiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora