A Gay Book of Jojo's

Impuros deseos (Bruabba)

Drabble, One-Shot, BruAbba, contenido sexual, Lean bajo su propia responsabilidad.

Impuros deseos

-A-Abbacchio...-

Buccellati mordió su labio, trataba de no emitir mucho ruido pues todos en casa estaban dormidos, a excepción de él... Y el causante de su placer nocturno.
Compartir habitación con Abbacchio era algo que hacían intencionalmente porque eran los momentos en que podían ser más íntimos. Por eso no nunca los desaprovechaban.

-Haces...mucho ruido... Ellos podrían..-
Abbacchio levantó la mirada, retirando el miembro ajeno de su boca para poder hablar.

-Las paredes son más gruesas, no creo que haya algún problema... ¿De verdad te preocupa? Hemos hecho más ruido con otras cosas..-
-Ah... Me da algo de vergüenza...-
-¿Qué los chicos nos oigan?-
-...l-los sonidos que haces...-
Abbacchio lo miró a los ojos durante unos segundos, y luego sonrió.
-Entonces no te desagrada...-

Antes de que dijera algo más, decidió retomar su tarea y meter el miembro en su boca de nuevo. Sujeto las piernas de Bruno que habían temblado al sentir la calidez  de su boca rodear su pene otra vez. Le miro taparse la boca para no emitir algún ruido extraño, pero eso solo le provocaba que deseara escucharlo gemir. Los gemidos de Bucciallati eran una droga muy adictiva.
Recorrió el miembro con su lengua, buscando cubrir cada parte de él mientras movía su cabeza y lo hacía salir y entrar de su boca con lentitud. Cada vez que se acercaba a la punta decidía chuparlo y que hiciera ese sonido que sabía bien era el que Bruno tanto le avergonzaba. Pero sabía bien por qué le avergonzaba. Nada tenía que ver con el hecho de si los demás lo escuchaban o no... Si no del morbo que le provocaba a Bucciallati escuchar esos húmedos sonidos. Sabía que su vergüenza era porque le encantaba y no podía admitir algo como eso en voz alta.

-n-nhhg...- gimió el pelinegro, aún si se cubría la boca, sabía que era difícil ocultar sus gemidos una vez que se excitaba tanto.

Por ello, Abbacchio decidió succionar y hacer el mayor ruido posible. Cuando sus labios lo chupaban, sumado a lo húmedo provocado tanto por su saliva como por su respiración, provocaba que Bruno arqueara su espalda. Lo retiro de su boca, esta vez para sujetarlo con una mano y recorrer la longitud con su lengua.

-Abbacchio... N-nh... Apartate, v-voy a correrme...-
-Perfecto...-

Abbacchio sostuvo su pene con una mano, masajeando lo de arriba a abajo con rapidez y presionando con su pulgar en aquellos puntos que sabia que se sentía mejor. Buccellati tembló y mordió su labio, arqueando su espalda mientras se dejaba llevar por el placer y terminaba por correrse. El espeso líquido blanco salió disparado, y a pesar de que parte del semen se quedó en la mano de Abbacchio, algo logro llegar a su rostro.
Bruno, respirando agitado, jadeaba tratando de normalizar su respiración.

-A-Abbacchio...- se inclinó hacía la mesita de al lado, tomando algunos pañuelos para después acercarse a Abbacchio y limpiar su rostro primero. -Perdona, no quería...-
-Esta bien. Tu me avisaste de todas formas- se levantó, sentándose en la cama y dejándose limpiar. -No tienes que ser tan formal, Buccellati... No es la primera vez que hacemos esto-
-Lo se, solo... Aún no me acostumbro, quiero decir... Hace unas semanas no habíamos éramos asi-
-...Bueno, entonces habrá que acostumbrarse... Porque yo no pienso detenerme-
-Abbacchio...-

El peliblanco se acercó a él, besando su cuello y recostándolo en la cama mientras se acomodaba sobre él.

Buccellati sabía que ya no podía hacer nada para cambiar la relación que tenían. Habían despertado una fiera insaciable... Y ambos se alimentaban de sus más impuros deseos.