Find you

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•○ Find You ○•

El eco de los gritos y el olor a sangre se aferraba a su memoria como un cuadro eterno que jamás podría borrar. El pasado lo seguía y atormentaba cada noche. las voces, de aquellos que había perdido en batalla, le recordaban que su vida ya no era suya. Que cada uno de sus suspiros le pertenecían a alguien que jamás volvería a darlos.
Nunca se lo había dicho a nadie, porque nadie quería ver al chico de eterna sonrisa con lágrimas en los ojos, nadie debía notar las ojeras a causa del insomnio que le provocaban las múltiples pesadillas, esas que se negaban cada noche a darle paz por lo menos en sueños.
Los terrores de una guerra recién apagada aún se presentaban en su inconsciente cada que bajaba la guardia.
Y Lloro.
Solamente una noche dejo caer el telón que llevaba por sonrisa frente a la única persona capaz de entenderle, era marzo lo recuerda porque el sol brillaba dorado sobre el cielo y los arboles comenzaban a sanar después de la epidemia llamada invierno y no, su corazón no sanaba.
Lloró, motivado por el licor de arroz fermentado, ese que había ayudado a su antecesora Tsunade a superar los demonios que la seguían y que por arma llevaban recuerdos de cabelleras blancas, sonrisas, besos y abrazos de los hombres que más amo en su vida.
No necesitaba consuelo, necesitaba desahogarse, sacar el miedo en forma de caudales que nacían en sus cuencas y terminaban en su mentón. 
Cuando la luz del alba llego trajo consigo una lluvia fresca que avecinaba una primavera tranquila y la consolidación de un amor infinitamente eterno.
Descubrió entonces, enredado entre las sábanas y la piel blanca de su amante; que marzo era un mes hermoso, que las heridas las cura el tiempo y una gran dosis de besos subministradas con miradas negras carmesí. Dosis perfecta para aplacar la soledad de un corazón aterrorizado por el futuro.
Los días seguían su curso y las miradas furtivas dieron como resultado años de paz y un sinfín de risas sobre la cama.
Y vino la calma por que Sasuke se quedó. Él por fin se quedó.
Compartieron juntos su hogar por años y años sin darle espacio a las frases hostiles que escuchaban a sus espaldas.  Compartieron la mesa y el aliento cálido del otro contra su piel.  El éxtasis del amor los llevo más de una vez a tocar el cielo y sin que pudieran notarlo habían formado una familia.
Naruto por fin se había liberado de la sombra de la guerra y la muerte que esta dejo a su paso. Cumplió su sueño y se volvió Hokage ante la mirada atenta de todo el país del fuego. que solo esperaba su nombramiento para estallar en fiestas y alegría.
Y el tiempo siguió pasando y las décadas se acumularon en sus ojos una tras otra.
Era marzo, de nuevo, y los fantasmas volvían porque hacía años Sasuke comenzó a salir a misiones largas que el mismo autorizaba porque al parecer la paz es un tesoro que los humanos y sobretodo los ninjas no saben valorar.
-eh Vuelto...- La voz ronca resonó por cada centímetro de aquella casa llegando hasta los oídos del rubio, ya no corría, como lo hacía las primeras veces, al encuentro de su amado.
-bienvenido sus ojos azules se asomaban desde la cocina y su sonrisa cálida, pero cansada le saludaban.
Sasuke se acercó a él con la vista fija, ninguno desvió la mirada hasta que se tuvieron lo suficientemente cerca para poder besarse, se amaban y eso era una verdad que ni el tiempo ni la distancia podrían cambiar.
-Vamos…
Las cejas rubias se curvaron ansiosas y curiosas del destino que les deparaba.
El campo estaba verde la primavera se había adelantado y a la lluvia se le había hecho de noche cuando comenzó a empapar sus ropas y sus pieles.
La mano pálida se extendía esperando la respuesta del contrario quien no dudo en tomarla y al ritmo de viento se balancearon dejando que los árboles y la maleza que rodeaba su antiguo campo de entrenamiento los viera.
Sasuke sabía, que Naruto había comenzado a tener de nuevo esas pesadillas cada que él dejaba la aldea, él mismo las tenía cuando no podía dormir abrazando el cuerpo del rubio. Apresuraba sus misiones y volvía.
Porque jamás lo dejaría.
-Te amo… sintió el aliento cálido contra su oreja y sus mejillas se tiñeron en rojo eran pocas la veces en que Sasuke le decía esas palabras, pero cada una de ellas las podía recordar porque siempre eran memorables.
-Te amo… dattebayo… Sasuke sonrió por que aquella muletilla había estado guardada por mucho tiempo y ya la extrañaba.
-Usuratonkashi.
Lo beso de nuevo mientras sus cuerpos seguían el ritmo de una tonada que jamás nadie había tocado pero que sonaba fuertemente sincronizada en sus mentes, y sus almas.

Fin.

Espero que les haya gustado
Saluditos

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