El otro lado

Prólogo

Prólogo

El mundo estaba podrido.

Al menos eso era lo que la INE pensaba.

Y, considerándolo bien, tal vez no se equivocaba. Ladrones, mentirosos, rufianes, criminales, asesinos, estafadores... Tantos humanos. Tantos errores.

Esa era la principal razón de existencia de el INE, el Instituto Nueva Era.

Fundado por Charles Thompson.

Charles no tenía malas intenciones, eso tenemos que admitirlo, pero tal vez no eran buenos métodos los que pretendía usar.

Thompson creo el Instituto y en él crió a 10 de los niños más inteligentes de la ciudad. Uno de ellos era Agatha Morris.

Agatha siempre fue la favorita de Thompson, era de esperarse que heredara el INE cuando Charles muriera. Y así fue.

No hubo otra líder de la INE que tuviera más éxito del que tubo Agatha y los otros nueve ayudantes que habían crecido con ella.

Fue ella quien tubo la idea. Agatha y nadie más. La idea de empezar totalmente desde cero.

Pero, ¿cómo iba a lograr eso?

Nada más y nada menos que bombas.

La INE lanzo bombas por todo el planeta, deshaciéndome de tantas personas innecesarias... Y capturando a las vivas.

Finalmente el Instituto terminó instalándose en América, pues los demás continentes estaban casi del todo acabados.

Ahí, construyeron una gran cuidad y a su alrededor, un muro impenetrable.

Pero seguro se preguntan, ¿que fue de las personas que capturaron?

Agatha uso la manera más sencilla de limpiar sus conciencias y convertirlos en los perfectos ciudadanos que el mundo siempre debió tener. Borrando sus memorias y plantándoles otras.

Mientras tanto, los sobrevivientes que vivían como podían fuera del muro, odiaban a las personas del Instituto y no tenían mi idea de que era lo que había pasado con aquellos familiares que habían sido capturados... Por qué ahora eran traidores y querían atraparlos también.

Las personas dentro del muro les tenían tanto desprecio a la de afuera... Los llamaban salvajes. Rebeldes. Asesinos.

Pues eso era lo que su pasado les decía que eran.

La única que sabía que su pasado mentía y la realidad de toda la situación era Agatha Morris.