único

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El sol brillaban con intensidad, alimentando los jazmines y girasoles que decoraban aquel hermoso prado. Las mismas gozaban, disfrutando de la calidez que la luz les proporcionaba, era como si bailaran gracias a eso.

LuHan sonrió con ternura y recogió un pequeño girasol del prado, aspiró el polen del mismo y luego soltó el aire que había contenido por esos segundos, amaba disfrutar del sol al igual que las flores, su esposo SeHun le decía que él era como una de ellas, una hermosa y única flor, la más perfecta de todas.

Como de costumbre, LuHan recogió algunas flores un poco secas y las puso dentro de una cesta para así poder llevarlas a casa y usar las semillas de las mismas, le gustaba tener su jardín con flores de distintos tipos y los girasoles y jazmines eran algunas de sus favoritas. Continuó pasando por aquel prado, dejándose hacer por el viento en su cara y pasando sus pies descalzos con cuidado sobre el césped, cerró sus ojos solo un momento para poder disfrutar de la naturaleza que le rodeaba y de la tranquilidad que ahí se respiraba, estuvo haciendo eso unos minutos hasta que decidió que ya era de volver a casa y preparar algo para su esposo.

Por suerte el camino no era muy lejos, así que un rato después ya había llegado a su casa y como de costumbre, SeHun estaba tocando su lira. Al instante, LuHan dejó la pequeña cesta con los pétalos casi marchitos en una mesa y fue caminando poco a poco hasta donde se encontraba su pareja, no quería hacer ni el más mínimo ruido, pues no quería interrumpir la hermosa melodía que el menor estaba tocando, una dulce sonrisa se pintó en su rostro y a su vez cerró los ojos y pudo recordar cómo había conocido a SeHun, como si hubiera sido ayer. Lo conoció de esa forma, con sus manos tocando la lira con una dedicación y perfección inigualable, era como si le hiciera el amor a las cuerdas con las yemas de sus dedos, LuHan recuerda que cuando escuchó a SeHun tocando aquel instrumento por primera vez sintió como poco a poco la armoniosa y delicada melodía le acariciaba el alma y lo curaba con parsimonia, como si las notas que se esparcían en el aire se convertían en dulces y suaves belfos que besaban con suavidad su espíritu, LuHan nunca en su vida se había sentido de esa forma, tan relajado, tan feliz, tan... pleno.

Recuerda haberse enamorado de SeHun sólo con escucharlo tocar una canción y recitar una pequeña poesía, casi puede jurar que unas pequeñas alas de ángel decoraban la espalda del menor, pues su dedicación y pasión al bailar sus dedos en las cuerdas de aquel objeto eran hechas por un ángel. Ese día cuando lo conoció, LuHan no dudó de que SeHun pudiera apaciguar la ira de la bestia más colosal e imponente sólo con tocar aquellas cuerdas.

― Hola, musa mía.―le saludó el alto y dejó un corto pero dulce beso en sus labios, sin embargo el más bajo no correspondió debido a que aún seguía hipnotizado por las notas que tocaban su alma, casi tan inefable como la primera vez.― ¿Te sientes bien?― preguntó el menor un poco preocupado a lo que LuHan negó con un gesto de cabeza.

― Sólo, me siento tan sereno como la brisa que estremece las flores en el jardín.―respondió con voz suave y su novio sólo sonrió para después dejar otro beso en sus belfos rosas.

― Me alegra que te guste, aún no sé qué poema usar para la melodía.― dijo con cierta duda a lo que el mayor le tomó de las mejillas y le miró con ojos brillosos.

― Cualquiera estará bien.― confesó con total sinceridad mientras le continuaba mirando de aquella forma.― Tal vez podrías escribir un poema sobre mi, podrías inspirarte en la manera en la que me hipnotizas, como si fuera una serpiente cascabel y tú una flauta.―esta vez fue él quien besó los labios del más alto.

― Lo haré, y serás el primero en escucharlo cuando esté terminado.―prometió el menor a lo que el mayor asintió con una leve sonrisa.

― Más te vale.―expresó LuHan a modo de amenaza pero con su toque de broma, a lo que el menor soltó unas cuantas carcajadas y luego volvió a sentarse para escribir el poema que haría, en nombre de su pareja.

Cuando las sombras mueran » HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora