Conquistando al profe

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Summary: Las desventuras amorosas de su madre hicieron que Candy anhelara profundamente el calor de un hogar estable y que inevitablemente se fijara en chicos más grandes, lo que la lleva a encapricharse con el profesor Grandchester, pero... ¿será sólo el capricho de una alumna alocada? ¿O el profe se terminará rindiendo a sus encantos?

 

Candy Candy y sus personajes pertenecen a Mizuki e Igarashi respectivamente. El minific que leerán a continuación fue una idea sugerida por mi amiga Betk Grandchester, yo, Wendy Grandchester soy la autora de ésta historia realizada para entretenimiento y no con fines de lucro.

Aviso: En determinado momento habrán una o varias escenas de contenido sexual explícito, pero jamás vulgar, si no es de tu agrado ese tipo de lectura ten la libertad de abandonar.

Para mi amiga y hermana consentida: Karla C. López (Betk Grandchester)

Conquistando al profe

Por: Wendy Grandchester

 

 

—Mamá, ya me voy. ¡Mamá!— Toco a su puerta y no hay respuesta. Me decido abrir rogándole a Dios no encontrarla enredada en las sábanas con algún sujeto que conoció en un bar o en una sala de chat.— ¿Mamá?— La encuentro tirada sobre la alfombra de su habitación, un frasco de pastillas descuidadamente yaciendo a su lado y ella... inconciente...

—¡Doctor!

—Candy, pequeña...— El doctor Martin siempre me recibe con cariño. Fue el único que en poner un anillo de compromiso en el dedo de mi madre. Pero ella no lo amaba, no aceptó.

—Dígame la verdad. ¿Cómo está ella?

—Por fortuna bien. Estable, la trajiste a tiempo.— Comienzo a llorar en ese mismo instante. A veces pienso que ella y yo tenemos los papeles invertidos. Hace al menos cinco años que yo vengo haciendo el papel de madre y mi madre es la adolescente perdida y caprichosa.

—A veces no sé que más a ser, me invade el miedo de que un día yo no llegue a tiempo y...— El llanto no me deja hablar y contra toda ética me refugio en los brazos del noble doctor Martin, es un hombre ejemplar, apuesto aún a sus cuarenta y cinco, ni una sola cana visible, pelo castaño claro, ojos marrones, alto atractivo, no entiendo por qué no lo quiso mi madre.

—Justo de eso quería hablarte, Candy. Tu madre necesita ayuda, mucha ayuda. Primero había intentado cortarse las venas y ahora ésto...

—¿Y qué hago? ¡Por Dios! Yo sólo quiero por un momento poder tener dieciocho años. Meterme en problemas, vivir... estoy cansada de ser su niñera...— Vuelvo a deshacerme llorando.

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