Capítulo 1: Huir

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Te amaré de la manera en la que tú me ames.

    Aquella melodía de la caja de música era lo único que quería escuchar.

    A su amada le encantaba escuchar eso, o la música de piano o guitarra.

    Y ahora era la música lo que le ayudaba a recordarla.

    Se levantó de aquella silla y miró por la ventana de ese cuarto descuidado, estaba atardeciendo. Tenía una vista hacia casas en un orden descendente, las calles de ese lugar estaban muy inclinadas.

    «Quisiera borrar mi memoria.»


    —¡Ya fue suficiente!

    —¡¿Qué?! —dejó de correr.

    —No quiero seguir huyendo, no puedo más —dio unos pasos y por fin se detuvo.

    Ella volteaba asustada hacia la derecha, no los veía pero podía escuchar las sirenas de la policía.

    Lapis Lazuli tenía su mano derecha sobre su brazo izquierdo, cubriendo la zona donde la bala había impactado. Ya tenía un par de minutos sangrando.

    —¡No! ¡Hemos hecho esto por mucho tiempo! ¿te rindes ahora?

    —Siempre supimos que no viviríamos lo suficiente, ¿no?

    El ruido de las patrullas se hacía más fuerte.

    La rubia gruñó y tomó a Lapis del brazo, del que no estaba herido. Empezó a correr llevándola con ella, pero la otra solo se quejaba.

    —Peridot.

    —¿Qué?

    —Si muero y para ese entonces no he vuelto a ver a Jasper, por favor búscalo y rómpele la nariz.

    —No digas tonterías.

    Escuchó una pequeña risa de su amada.

    —Ya detente...

    —¡Bien!

    Ambas se detuvieron sobre un pequeño pedazo de concreto, era casi una curva, y se suponía que debía tener una cerca o algo similar porque había una gran caída hacia un río. Pero era un pueblo bastante descuidado.


    La melodía sonaba y ella solo tenía en mente ese recuerdo.


    Un par de disparos y los ojos de su amada se abrieron por completo, su cuerpo iba hacia atrás, para ella se había sentido como en cámara lenta.

    Lapis Lazuli se alejaba de la vida.

    Aquella expresión había roto su corazón en fracción de segundos. Peridot se quedó paralizada mientras que el sonido del agua salpicando era lo único que ocupaba su mente.

«No»

           «Reacciona»

«¿Qué hago?»

                        «Lapis ayúdame»

    Comenzó a correr mientras lloraba, no podía ver bien, seguía escuchando las sirenas.

    «Van a matarme, van a matarme, van a matarme»

    Su abdomen comenzó a doler, pero no se detuvo, logró escabullirse entre algunas casas y continuar huyendo.

    Después de todo, era buena para eso.

Huir.


Sin hogar | LapidotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora