Cada persona que nos rodea está teniendo sus propias batallas de las que nadie sabe, por eso siempre hay que ser amables siempre, lo leí por ahí, esa frase es lo primero que se viene a mi cerebro justo ahora.
Okay vayamos por partes, la maestra de atletismo me envió por unos balones a los vestidores, parece nada relevante, pero, cuando me dirigía a cumplir con dicha misión escuché a un par de chicos discutiendo, decidí acercarme ya que una de las voces me resultó familiar, al asomar mi cabeza lo primero que ví fue a un chico de último año sosteniendo del cuello a Pablo uno de mis compañeros, un chico simpático que se lleva con todos y siempre está de buen humor, cuando parecía que iba a ahorcarle decidí intervenir pero entonces pasó, se acercaron de forma tan veloz que parecía irreal, se estaban besando, tapé mi boca para no soltar un grito por la sorpresa. Vaya eso si que no me lo esperaba, ya me ví shipeandolos por mucho tiempo. Cuando las cosas se pusieron intensas supe que era el momento de retirarme antes de quedar traumada de por vida y que se dieran cuenta de que los había visto.
Pero las sorpresas no terminan aquí, cuando estaba llegando a las canchas donde estábamos recibiendo la clase me encuentro con otra escena de dos chicos pero en situaciones diferentes, en esta ocasión Ulises si pretendía ahorcar a Claudio, a penas me doy la vuelta y pasa de todo, ¿el motivo de la pelea? Tony la damisela que no hacía nada más que gritar mirando como dos los neanderthales se peleaban por ella. Por eso en este momento me encontraba poniéndole una bolsa con hielo a Ulises en la cara.
—Quizás deberías audicionar para la WWE.
—Ja, ja muy graciosa... Auch... duele, con cuidado.
—Uy pues perdón, no fui yo quien te mando a poner la cara, no le pusiste otra mejilla nada más porque no tienes— digo— ¿Y tú novia? Ella debería estar aquí dándote sus atenciones.
—Está con Claudio— Lo dice de una forma tan amarga y molesta, no le hace gracia y a mi tampoco, no, no es por el hecho de que esté con Claudio sino por que en vez de estar con su novio que se supone ama decide estar con su amiguito provoca peleas.
Sigo sosteniendo la bolsa en la cara de Ulises, el se está quedando dormido, nos encontramos en el sofá de su dormitorio, estoy mirando a la nada cuando la puerta se abre de golpe, un Claudio con un pómulo morado entra, se detiene un momento mirándonos a Ulises y a mí, se queda ahí un par de segundos, luego entra y cierra la puerta, se nota muy molesto, veo cómo comienza a levantar el edredón de la cama seguramente para recostarse, no hemos hablado desde hace una semana, la última ez fue en casa de Romina, obtuvimos la mayoría de puntos en el trabajo y ni siquiera dijo un "Gracias" pero algo si hizo y fue que comenzó a seguirme en todas mis redes sociales, raro.
Cuando está a punto de meterse a la cama vuelve su vista a nosotros pero esta vez me ve directamente a los ojos, el contacto dura poco porque veo hacia otro lado, estar cerca de él me pone cada vez más nerviosa. Veo a Ulises que se ha quedado completamente dormido así que decido que es hora de salir de aquí y dejar a los gallitos dormir luego de la pelea, observo hacia donde se encuentra Claudio y mi corazón se marchita al verlo así, tiene sus ojos cerrados y en su hermoso rostro se comienzan a notar varios moretones.
Como buena acción del día tomo la bolsa con hielo y me dirijo hacia él, me siento con cuidado para no llamar su atención, tiene los ojos cerrados y uno de sus brazos en la cara reposando, con mucho cuidado pongo la bolsa en su rostro, el contacto frío hace que abra los ojos sorprendido.
Cuando vé que se trata de mí su mirada se relaja y suelta el aire contenido, no aparta sus ojos de los míos y yo tampoco lo hago, no me reprimo de perderme en sus bonitos ojos tan azules como el cielo. Así de estúpida me tiene.
Te extrañe... quiero decirle pero me mantengo en silencio y dejo de mirar sus ojos bajando la vista a su pómulo.
—Lo siento...— su voz suena muy ronca, como si tuviese un nudo en su garganta, incluso puedo notar como sus ojos se empañan un poco ¿Acaso va a llorar?
—No ha sido conmigo la pelea— hablo tratando de sonar serena.
—Lo siento por todo... yo... he querido hablarte pero me siento como la mierda por haber sido egoísta y no hacer bien las cosas, no debí mentirte— lo veo nuevamente a sus ojos y todo lo que veo en ellos es sinceridad y algo más, quiero preguntar que sucede pero se que se cerrará y no querrá hablar del tema por ahora, pero puedo sentir que algo muy grande y malo está ocurriendo.
—Tranquilo, no pasa nada, yo también lo siento, creo que exagere un poco— Pasan minutos donde nos encontramos en total silencio, pero no es un silencio tenso o incómodo.
—Te extrañé...— sus palabras hacen que mi corazón lata más rápido de lo normal, sé que sólo somos amigos pero cuando alguien te gusta mucho cualquier pequeña cosa que viene de esa persona la atesoras demasiado y el hecho de que me haya extrañado hace que que me guste un poco más.
—Yo también te extrañé— digo, el comienza a cubrirse con el edredón, su cara adormilada me dice que esta a punto de quedarse dormido, comienzo a ponerme de pie, sus ojos se están cerrando, coloco la bolsa en la mesita de noche al lado de la cama de Ulises y voy hacia la puerta cuando escucho que se aclarara la garganta así que giro para ver qué sucede.
—Quiero que vayas al cine conmigo— sus ojos ya se mantienen cerrados pero estoy segura de que esta consiente de lo que dice.
—¿A- al cine?— tartamudeó nerviosa porque no sé si escuche bien.
—Si Emi, quiero que estemos bien, acepta por favor— mi mente me dice que no, que rechace su propuesta y que le diga que no hace falta, que ya estamos bien pero mi corazón toma cualquier posibilidad de estar más cerca de él.
—El sábado a las cuatro, espero que esta vez no tengas que visitar a tus abuelos— digo y abro la puerta para salir, escucho como ríe un poco sobre lo último que dije. Yo también sonrío.
Quiere salir conmigo, soy incapaz de dissimilar la cara de boba ilusionada.
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ClauMilia
Fanfic¿Cómo iba a mirarme? Si eran felices, no había más que verlos, burlarse del aire, reírse de nadie. -Joaquín Sabina