Disclamer: Los personajes y lugares de esta historia son todos propiedad de la genial Rumiko Takahashi, yo solo los manipulo para crear historias divertidas.
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Suerte
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Ranma Saotome dio un portazo, por supuesto, al entrar en la casa. Esos portazos llenos de ira eran una manía suya cuando se veía sobrepasado por la frustración, aunque no recordaba que alguna vez le hubieran servido realmente de alivio.
No podía evitarlo, en cualquier caso.
Del mismo modo lanzó los zapatos que traía en la mano de malas maneras contra el armarito de la entrada. Uno se coló en el hueco libre, pero el otro rebotó contra el borde y salió despedido contra sus, ahora, diminutos y pálidos pies. Le dio una patada pero tampoco consiguió que entrara. Al inclinarse para cogerlo con la mano y olvidando que ahora tenía pechos, estos se interpusieron en su rápido movimiento hacia el suelo y experimentó un desagradable malestar al sentirlos, con más claridad que nunca, formando parte de su cuerpo.
Siempre era una sensación desagradable al principio, después de un rato se volvía algo con lo que podía lidiar, incluso ignorar. Pero no ese día.
¡Malditos! Pensó mientras pateaba de nuevo el zapato y se dejaba caer sobre el escalón de la entrada. Apoyó los codos en sus muslos y bajó la cabeza, molesto. En realidad no tenía ninguna gana de entrar en la casa, toparse con todos y que estos le preguntaran que había pasado. Ya se estaba imaginando las burlas o peor, esas irritantes palabras de compasión con las que intentarían subirle el ánimo maltrecho por el nuevo fracaso.
¡Tonto! ¡Estúpido! Se fustigó en silencio. Apretó los labios y su trenza, ahora pelirroja y más tersa, resbaló sobre su hombro.
Entonces oyó pasos que se acercaban y no pudo evitar resoplar. Los identificó al instante y también, debido a lo bien que conocía a la dueña de tales andares, pudo deducir de qué humor estaba.
Estupendo, encima me caerá una bronca.
Los pasos llegaron, retumbando, hasta su espalda, pero él ni se inmutó.
—¡Ranma! —exclamó la voz, furiosa. Y la pelirroja entreabrió la boca para dejar escapar el aire de forma cansina. Guardó silencio un poco más y entonces percibió que los pasos que se reanudaron para acercarse eran bastante más suaves y cuidadosos. La persona llegó hasta él y se detuvo. No dijo nada, pero se agachó junto a su espalda—. No ha ido bien.
Era evidente que no. Por eso ella misma lo dijo en lugar de preguntar.
Ranma volvió a resoplar.
—No —dijo él de todos modos. Carraspeó, trató tontamente de darle a su voz un tono más grave, pero era imposible. Ahora solo podía emitir esa vocecilla aguda y melódica que tanto detestaba.
—Así que... ¿No funcionó? —Probó Akane con cautela. Al menos la furia se había desvanecido de su voz, pero Ranma no quería su pena. Casi habría preferido una paliza.
—Ha sido todo un engaño —reveló, enfadado y humillado, una vez más. No era la primera vez que confesaba haber sido embaucado, empezaba a acostumbrarse a tener ese regusto de rabia y vergüenza en su boca al pronunciar tales palabras—. No había ningún hechizo. Shampoo y la vieja bruja de su bisabuela solo querían atraparme, igual que las otras veces.
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Suerte
FanfictionOneshot de Ranma 1/2 Una vez más Ranma ha sido engañado. Una vez más se han burlado de él usando su terrible maldición. En una desafortunada noche, el pobre artista marcial descubre lo que ciertas personas piensan realmente de él. Menos mal que al f...