La cigüeña gritaba de dolor,
estaba triste, furiosa y agotada.
Cayó al suelo, soltó el costal y voló despavorida.
La dama frente al portón estaba espantada
y sus cálidas mejillas cambiaron de color
al ver que en el costal había una muestra más de la vida.
Sin leche en la mesa y con las manos limpias, lo tomó como suyo.
Pasaron los días, meses y años
y por ese pequeño sintió un gran orgullo
sin importar el desgaste de sus manos
porque él escaló todos sus peldaños.
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Writing At Home [#PGP2019]
Poesía✨[#9 de #paisaje entre 130 historias] (8 de junio de 2019) ✨[#30 de #hogar entre 512 historias] (6 de julio de 2019) No hay como una tarde viendo a los pájaros volar, una tarde leyendo tus creaciones y decir "soy un genio" sin la necesidad de ser so...