22. "Mi pepito grillo"

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Leo por tercera vez el problema de matemáticas que acabo de escribir en el cuaderno. Sin embargo, el resultado que obtengo es el mismo que en las otras dos primeras veces. No saco nada en claro y no sé por donde cogerlo para encontrar una solución.

—¿Qué haces? —pregunta Bianca sentándose a mi lado.

—Estoy intentado hacer un ejercicio de mates, pero no me viene la inspiración. —admito vencida levantando la vista del cuaderno. Giro mi cuerpo hacia el lado de derecho para quedarme en frente de ella.

—¿Esto tiene algo que ver con Abel? —me pregunta pillándome por sorpresa. 

—¿Lo sabes? —pregunto mirándola.  

—No, pero lo he intuido. En el recreo lo has mirado y él no te ha mirado en ese momento, pero luego si te ha dirigido la mirada. —me cuenta —. ¿Qué ha ocurrido? —me pregunta dispuesta a escucharme para desahogarme. 

La verdad es que lo necesitaba. El otro día que estuvimos todas juntas estuve a punto de hacerlo, pero no tuve el valor porque todas estaban muy contentas y no quería estropearlo.

—Verás todo empezó cuando mi padre apareció en casa hace una semana, según él para disculparse por haber estado ausente todos estos días tras el divorcio con mi madre, y joder eso me causó molestia. ¿A qué venía a molestarnos? Te reconozco que también me dolió un poco. Y además para rematarlo, me enteré que Abel había hablado con él y eso no me gustó.

—Está claro, que por lo que me cuentas, tu padre es una mala persona y que Abel hizo mal en intentar interceder entre vosotros. Sin embargo no puedes pagar tu frustración por lo de tu padre con él. —me mira.

—Ya lo sé. —suspiro —. Es que estos últimos días han sido un poco pésimos. —pongo mis manos sobre mis piernas. 

—Te vendría bien tener alguien para hablar sobre como te sientes y que te apoye. Además él tendría algunas razones para hablar con tu padre. —me aconseja. 

—Sí, me dijo que era porque me veía muy triste y que no me podía ver así, por lo que decidió hablar con mi querido padre. —sonrío irónica al decir lo último. 

—Habla con él y soluciona las cosas. Hazme caso, te vas a sentir mejor. —me aconseja como la voz de la conciencia. 

—Claro que sí, mi pepito grillo. —comento divertida haciéndola reír. 

—¿Esto lo sabe Lisa? —me pregunta cuando deja de reírse. Niego —. Deberías hablar con ella, no la subestimes. No es tan delicada como parece, es mucho más fuerte y podrá superarlo. —me aconseja.

—Está bien, lo haré. —accedo

—¿Me lo aseguras? —me pregunta sin fiarse de mi del todo. 

—Te lo aseguro. —sonrío para convencerla del todo.

En ese momento entra la profe y Bianca abandona mi clase para irse a la suya. La maestra empieza a impartir la lección dando por comenzadas las siguientes clases de después del recreo.

Por la tarde cuando llego a mi casa, le mando un mensaje a Lisa para quedar, al minuto recibo su respuesta afirmativa.

Hasta que llega el momento de encontrarme con ella, me pongo hacer lo de siempre, las tareas del instituto y empiezo a mirarme algunas asignaturas por encima.

Cuando es la hora me encamino hacia el parque que se encuentra a medio camino entre nuestras casas. Por el camino voy pensando en todas las posibles situaciones que se pueden dar entre nosotras cuando le cuente mi secreto.

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2021 ⏰

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