El aeropuerto Internacional Franz Josef Strauss, de la ciudad alemana de Múnich, se encontraba muy concurrido en esa cálida mañana de primavera y si bien no era temporada vacacional, el lugar casi siempre hervía de actividad por las miles de personas que transitaban a diario por él, ya fuera porque hacían viajes de negocios o por simple placer.
Sho Shunkô se encontraba en estos momentos tranquilamente sentado a las afueras de la zona comercial y gastronómica, que se ubicaba dentro de la plazoleta en el centro del aeropuerto, muy cerca de las puertas que marcaban la llegada de los vuelos internacionales.
Mientras disfrutaba de un té helado, el chino se entretenía observando los movimientos que realizaban las personas a su alrededor, por un lado un grupo de turistas llegaba a la ciudad y se asombraba, como muchos lo habían hecho ya, de lo hermoso que era este lugar; otros admiraban el nuevo auto que la Audi tenían en exposición a unos doscientos metros de distancia del sitio en donde se encontraba sentado; otros corrían para alcanzar sus vuelos y otros más recibían a sus familiares y amigos en la sala cercana.
Pero a Shunkô le llamó más la atención, sobre todo lo demás, una pareja de jóvenes que se encontraban sentados en una de las mesas de la cafetería más cercana él, a sólo unos cuantos metros de distancia; estos jóvenes se hallaban, como toda pareja de enamorados, tomados de la manos, se miraban con mucho amor y la chica le daba a probar de su comida a su novio en la boca, para luego terminar con un beso apasionado; el chino sonrió pensando que, en verdad, los enamorados podían en ocasiones llegar a ser muy cursis. Fue entonces cuando recordó un viaje que había hecho hace ya algunos años, un viaje que sin lugar a dudas no habría de olvidar jamás.
La temporada de verano de la Bundesliga había terminado y el Bayern Múnich se había coronado nuevamente campeón, tanto de la Bundes como de la DFB-Pokal, por lo que después de los festejos propios por sus respectivos campeonatos, el equipo tendría al fin unos días de merecido descanso.
Sho había decidido, en el último momento, que sería una buena idea caerle de sorpresa a su abuelo en su ciudad natal para pasar unos días con él, por lo que sin pensarlo mucho, tomó su maleta y partió rumbo al aeropuerto para conseguir un vuelo lo más pronto posible, quizás viajando durante toda la noche para poder llegar por la mañana a su destino. Sin embargo, al llegar al aeropuerto, se encontró con que todos los vuelos directos a China ya se encontraban llenos y no habría asientos disponibles hasta dentro de algunos días.
- Lo sentimos mucho.- le repetía nuevamente la empleada de la aerolínea-. Tenemos todos los boletos vendidos hasta la siguiente semana.
- ¿Y no hay manera de que se pueda hacer algo?.- le preguntó decepcionado, el jugador-. Para la próxima semana ya no podré ir.
- Lo único que puedo hacer es colocarlo en un vuelo que tenga escala en algún sitio.- le comentó la joven, tratando de ayudar al viajero, mientras buscaba algún vuelo disponible.
Después de algunos minutos de búsqueda la empleada al fin sonrió.
- Le pude conseguir un asiento, pero el vuelo tiene una escala.- le comentó a su cliente-. Ése sería el más próximo en salir.
- ¡Pues deme ése, por favor!.- respondió el futbolista, alegre de su suerte.
El vuelo en cuestión haría una escala en la ciudad de Londres, en donde Sho tendría que esperar por 3 horas para su próxima conexión, pero eso era mucho mejor que aguardar hasta la siguiente semana. Luego de realizar todos los trámites para el abordaje y ya sólo quedando por delante el esperar; el delantero del Bayern, decidió ir en búsqueda de algo para comer y distraerse un rato en las tiendas del lugar. Después de comprar su comida, y deambular un rato entrando y saliendo de los locales, decidió pasar a la tienda de souvenirs más próxima para comprar alguna revista deportiva que le ayudara a perder el tiempo que le restaba.
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Y fue así como te conocí
Short StoryA menudo uno encuentra su destino justo en donde menos se lo espera. One-Shot de Captain Tsubasa. Sho ShunkôxOC