Narrado por Nicolás.
Una noche de verano, para ser más específicos, un sábado por la noche, sentado en el borde la cama, en la habitación de Edgar, todavía seguía con el amor de mi vida durmiendo tranquilamente en mi hombro. No me atrevía a moverme. ¿Qué hora será? De seguro como la una de la mañana…. ¿Dónde estará la mamá de Edgar?, en la casa no se escuchaba ningún ruido, en veces el piso de madera crujía pero nada más. La habitación estaba oscura, no había ninguna luz encendida, sólo la luz de la luna colándose por la ventana. Y si me concentraba en disfrutar del silencio podía escuchar la tranquila respiración de Edgar.
Ya había pasado un poco más de una hora desde que me di cuenta que se había quedado dormido en mi hombro, la posición empezaba a incomodarme pero no sabia qué hacer, me gustaba sentirlo cerca así que no quería despertarlo pero a la vez quería estar en una posición más cómoda para los dos.
Lo abracé con tranquilidad, como si tuviera todo el derecho de hacerlo. Estaba dispuesto a luchar por él, luchar para ganarme todo su cariño, demostrarle lo que siento, si no soy capaz de decírselo se lo demostraría con caricias y de mil formas más. Pero esta vez no me iba a hacer para atrás.
La primera vez que vi a Edgar yo tenía 16 años y me enamoré de él, ¡me enamoré de él hace 7 años!, sé que vale la pena luchar por él porque confió en mis instintos… La primera vez que lo vi sentí una patada en el estomago y un vaso estrellándose en mi corazón, sentí algo que nunca había sentido, y esa sensación me dio a entender que era él todo lo que necesito. Sé que él es el amor de mi vida porque la primera vez que lo veo cada día vuelvo a sentir esa misma sensación.
Quizás algunas personas no entiendan lo que es sentir un vaso roto en tu corazón, pero quiero creer que todos vamos a llegar a sentir eso alguna vez en nuestra vida y cuando lo sintamos no habrá vuelta atrás, jamás volveremos a ser iguales.
Desde la primera vez que vi a Edgar mi vida cambio, desde aquella vez no he pasado ningún maldito día sin que él se me cruce por la mente. Tenerlo aquí, a mi lado hoy es un sueño hecho realidad. Y lo quiero tener a mi lado hoy y siempre, ya no quiero ser un cobarde.
Pensaba sobre todo esto, armándome de valor mientras lo abrazaba hasta que su voz ronca y adormilada me interrumpió.
— ¿Nico? — Me estaba llamando en voz baja, su voz hizo que me fuera a la mierda, su voz de dormido era la más linda de todas.
— ¿Qué? — Contesté con bastante tranquilidad.
— ¿Me dormí? — Preguntó alejándose un poco de mí, mirando para todos lados. Solté una risita.
— Sí — Dije riendo. Edgar también rió.
— ¿Qué hora es?
— No sé… — Dije para después sacar mi celular del bolsillo, al encenderlo la luz que emitía nos encandiló bastante a ambos.
— ¡Apaga eso! — Pidió Edgar de inmediato. Lo apagué al instante.
— ¡Son las dos de la mañana! — Contesté asombrado, creí que era más temprano. Había pasado mucho tiempo con Edgar dormido en mi hombro.
— Ah, todavía falta mucho… — Dijo para después dejarse caer hasta terminar acostado en la cama.
— ¿Para qué? — Pregunté un tanto nervioso por la situación.
— Para levantarme… — Contestó con mucha tranquilidad.Sentí como jalaba mi brazo hacia donde él estaba, quería que me acostara con él y mi corazón se aceleró bastante. Me fui haciendo hacia atrás lentamente hasta terminar acostado en su cama ¡con él alado! Este tipo de cosas hacen que me congele por completo, estaba muy nervioso no sabia qué venia todo esto. Su brazo rozaba con el mío y él parecía estar dispuesto a dormir sin decirme nada más.
Miré al techo muerto de nervios, respiraba profundo intentando tranquilizarme, no era para tanto. No me atrevía a abrazarlo o a intentar algo, tenía muchísimo miedo al rechazo, simplemente me quede ahí por varios minutos sintiendo el calor de mi amigo. El silencio empezó a ser cómodo, escuchaba su respiración que se había vuelto más calmada, supuse que estaba dormido. Todo volvía a ser como minutos atrás: Edgar dormido y yo despierto, hundido en mis pensamientos.
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Vaso roto
عاطفيةTodos hemos escuchado alguna vez que lo que no te mata te hace más fuerte pero en la mayoría de las ocasiones lo que no te mata hace que desees estar muerto. Lo que no te mata te rompe, te transforma en un vaso roto... ¿Y qué es un vaso roto? "E...