4. "Compras y batidos"

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Miro la hora en el reloj de mi muñeca. Veo que son las cinco y cuarto de la tarde, por lo que decido empezar a prepararme para salir con las chicas.

Me levanto del sillón y voy a mi habitación para coger el bolso, guardo las cosas en él. Me pongo un vaquero negro de tiro alto junto a una camiseta negra de manga corta y unas playeras blancas.

Me dirijo al baño para echarme el cacao en los labios y peinarme el pelo.

—Échate el pinta labios morado que te compraste, te favorece. —me aconseja mamá apoyándose en el marco de la puerta. La hago caso y me aplico el labial morado —. Pásatelo bien con las chicas. —me desea sonriendo y me da un beso en la mejilla —. A ver si me las presentas algún día.

—Gracias. —agradezco sonriendo —. Sí, claro. Un día de estos. —contesto saliendo y yendo a por el bolso. 

—¿Necesitas dinero? —me pregunta a lo que niego —. Bueno ten, por si acaso. —abre su cartera y saca veinte euros, los cuales me entrega —. ¿Recargaste el bono? —pregunta guardando su cartera en el bolso. 

—Sí y gracias. —agradezco guardándolos y luego me cuelgo el bolso. Me despido de ella dándola un beso en la mejilla.

Salgo de casa y me dirijo hacia donde he quedado con las chicas. Por el camino me encuentro a Amelia.

—¿Dónde está tu novio? ¿Hoy no va contigo? —pregunto burlona.

—Somos novios, no hermanos siameses. —bromea en el mimo tono —. Así que hemos sido las primeras. —sonríe mirando hacia el punto de quedada. 

—Por cierto, me gusta tu pinta labios. —sonríe mirando mis labios —. ¿Dónde lo compraste?

—En el Primark, están en la zona de cosmética de la segunda planta, si no recuero mal. —le indico. 

—Pues a lo mejor deberíamos acercarnos a comprar uno. —comenta enhebrando nuestros brazos.

Seguimos hablando unos minutos más hasta que las chicas van llegando. Nos montamos en el autobús que nos lleva directamente al centro comercial.

—¿A dónde vamos primero? —pregunta Bianca según entramos. 

—Podemos ir primero a una tienda de cosmética. —nos sugiere Lisa. 

—Yo quiero ir a Primark para comprar un pinta labios morado, justo como el que lleva hoy Nora. Es que me encanta ese tono. —sonríe Amelia.

Después de un trayecto corto de unos pocos minutos llegamos al lugar. Bajamos en la parada correspondiente junto con unas cuantas personas más.

En cuanto entramos por la tienda nos dirigimos en la primera tienda que tenemos cerca, qué resulta ser Kiko Milano. Vamos directamente a la sección de maquillaje.

—Ven que te voy a maquillar. —le sonríe Lisa a Amelia. 

Lisa coge una base de maquillaje y se la echa en la mano para ver si es del tono de color de la cara de Amelia. Cuando encuentra el correcto se la aplica en la cara y después le echa una sombra de ojos morado claro.

—Ahora solo te falta el pinta labios. —sonríe Lisa mirando su creación —. Mírate en el espejo. —la acompaña a mirarse en uno de los muchos que hay en la tienda. 

—Me encanta. —sonríe Amelia observando su reflejo.

—La verdad es que está bastante bien. —sonrío mirándola —. Podrías dedicarte a eso. —me dirijo a Lisa. 

—Gracias. —me agradece con una sonrisa. 

Después nos vamos a Stradivarius, para mirar ropa.

—¿No te gusta esta camiseta? —se la enseño a Lisa. 

—Es un poco ceñida, ¿no? —la coge para mirarla más cerca.

—Pues yo creo que te quedaría bien. —pronuncio observándola también —. Vamos a probártela. —sentencio sin que se pueda quejar —. Chicas, vamos a los probadores. —aviso a las demás. Éstas asienten y nos dicen que luego se acercarán. Siguen mirando por la misma sección. Llevo en volandas a Lisa a los probadores.

Entra y cierra la cortina para cambiarse. Me siento en el sillón que hay enfrente de los probadores, saco el móvil para ver si tengo algún de un mensaje o llamada de mi madre, y al ver que no tengo nada lo vuelvo a guardar. Me miro en el espejo, en el que mi reflejo sale multiplicado por cuatro debido a todos los espejos que hay en el lugar.

—¿Qué te parece? —me pregunta Lisa saliendo. La camiseta le queda perfecta, tampoco es tan ceñida como pensábamos.

—Te queda genial Lisa. —le sonrío observándola —. Además tampoco es tan ceñida como pensábamos. —comento.

—La verdad es que me gusta. —se mira en el espejo. 

—Me gusta como te queda. —aparece Bianca junto a Amelia y Eva en la sección de los probadores. 

—Gracias. —nos agradece la modelo —. Me la voy a comprar, me habéis convencido. —sonríe y se vuelve a meter para ponerse su ropa. 

—¿Y vosotras habéis visto algo? —las pregunto cuando se sientan a mi lado en el sillón.

—No. Hemos visto una camiseta, pero no hay de mi talla. —comenta Eva. 

—Vaya que pena.

—Ya está. —sale Lisa ya cambiada con la camiseta en su mano.

Nos dirigimos hacia la caja para que pague la prenda. Esperamos a que termine de pagar una chica joven, que lleva una camiseta, y después una mujer de mediana edad, que lleva una camiseta y un pantalón.

—Tienes buen gusto con la ropa. —me sonríe Lisa guardando el ticket en la bolsa. 

—Es un don que tengo. —sonrío bromista. 

—Podéis hacer un gran equipo. Lisa la chica de maquillaje y tú la chica de vestuario. —nos sonríe Eva a las dos.

Seguimos recorriendo los pasillos del centro comercial. Entramos en el Primark para que Amelia se compre el labial, el que por cierto ya ha estrenado. Luego nos vamos a más tiendas.

—Merendemos algo, por favor. Me estoy muriendo de hambre. —sugiere Bianca sonriente sobándose la tripa. 

—Sí, yo también tengo hambre. —apoyo su idea. 

Discutimos sobre a qué lugar ir a merendar, y nos decidimos por ir a una heladería que se encuentra en la tercera planta del centro.

Nos sentamos en una mesa que hay al lado de una ventana.

—Tiene todo muy buena pinta. —comenta Eva mientras que mira la carta de helados y batidos.

—A ver déjame ver. —le pido cogiéndola.

La verdad es que todos se ven deliciosos, pero el batido de fresa con galletas de oreo me conquista en cuanto lo veo. Pasados unos minutos la camarera se acerca para apuntar nuestros pedidos.

—Aquí tienen. —nos deja los vasos y los helados en la mesa.

—Qué buena pinta. —observo mi batido —. Y que bien sabe. —digo después de beber de la pajita.

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Solo iba a ser una citaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora