Parte I

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Midoriya Izuku era un jovencito de 19 años. Un chaval muy normal aparentemente, estudioso y muy trabajador. Estudiante de la academia U.A.

Lo que nadie sabia era el secreto que escondía. Bakugo Katsuki. Ese maldito nombre. Solo con escuchar ese nombre sus piernas temblaban y su cuerpo sudaba. Ese maldito hombre de unos 30 años le volvía loco. Esa mirada rojiza, ese rubio cabello y esa boca de en sueño ocupaban todos sus sueños y pensamientos más húmedos. Estaba completamente loco por el mejor amigo de su padre.

Sí, podría sonar como un enfermo, pero el señor Bakugo le volvía completamente loco.

Recuerda perfectamente el día que le conoció. Su padre le había llamado para que bajase, tenia que presentarle a alguien. Bajo y ahí estaba. Su sola presencia le ponía nervioso.

—Izuku, acércate. Quiero presentarte a alguien —dijo su padre.

El pequeño se acercó. Tragó saliva al tener a tan solo unos centímetros a aquel hombre. Vestido con un traje gris y con una picara sonrisa le observaba, sin quitarle ojo. Sus ojos rojizos le quemaban.

—Tu padre me ha hablado mucho de ti. Encantado de conocerte, Midoriya Izuku

Jadeó. Su nombre nunca había sonado tan bien en una boca ajena. Juraría que aquella mirada podía traspasarle.

—Igualmente, señor Bakugo —tragó saliva, debía relajarse.

Se consideraba un chico muy seguro de si mismo. Pero ese hombre a tan solo unos centímetros de él le hacía sentirse muy pequeño, demasiado pequeño.

Tras ese primer encuentro vinieron muchos más, ya que el señor Bakugo era el mejor amigo de su padre. No podía sacárselo de su cabeza. Pero, había decidido olvidarlo hasta que escuchó por accidente una conversación con su padre.

—Ósea que ya está decidido. Os separáis.

El señor Bakugo estaba casado, se había enterado gracias a su padre de que llevaba 3 años de matrimonio. Por ello, había decidido dejar aquellos pensamientos sobre ese hombre a un lado.

—Sí, es lo mejor para los dos. Como te comenté, este matrimonio estaba muerto hace muchos años.

—Lo sé. Bueno, si es lo mejor entonces has hecho lo correcto, amigo.

No podía evitar sonreír de oreja a oreja ante tal revelación. Su cuerpo temblaba de la emoción. El señor Bakugo sería suyo. Llevaba meses soñando con aquel hombre y lo conseguiría. Sabia como conseguir lo que quiere.

Un día su padre dejó el móvil sobre la mesa del comedor mientras estaba en el piso de arriba duchándose. Izuku se acercó, lo desbloqueó y buscó en los contactos. Bingo. Cogió su móvil, apuntó el teléfono y dejo el móvil de su padre donde estaba.

Estaba tumbado en la cama, en su cuarto. Se mordió el labio, abrió el WhatsApp y comenzó a teclear un mensaje.

"Buenas tardes señor Bakugo"

Estaba impaciente.

"¿Quién eres?"

El juego comenzaba.

"Quiero que me folles."

Sonrió pícaro.

"¿Qué clase de enfermo o enferma eres?"

Esto le estaba encantando.

"Te daré una pista: soy un niño malo que quiere que le folles.

Dentro de poco sabrás quien soy y, recuerda, estarás encantado de cumplir el deseo de follarme."

"Estás enfermo.

Bad Boy [Katsudeku +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora