Huir no es la solución

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Volvió a echarse el pelo hacia atrás ante el nerviosismo que sentía en su cuerpo. Se sentía inútil. Habían pasado unos seis meses desde lo sucedido con el francotirador, y ese sentimiento de temor, de miedo y las voces de su mente las cuales reaccionaban con el peligro, parecían no querer irse. Intentó taparse los oídos, para dejar de escuchar, cerró los ojos con fuerza para dejar de ver aquella escena donde era disparada. A pesar de eso escuchaba los gritos de Castle a la perfección, podía sentir aún como intentaba moverla, como la gente huía y gritaba al verla en el suelo manchada de sangre. Quería que eso desapareciera de una vez por todas.

- Debo parecerle de lo más ridícula por volver aquí – intentó sonreír levemente, pero su sonrisa se vio trabada por una angustiosa melancolía y frustración. Se sentó en el sofá enfrente de aquel hombre que intentaba ayudarla, puso su mano derecha en su pelo, moviéndoselo constantemente. No sabía porque, pero desde lo sucedido odiaba llevarlo suelto, le molestaba, mientras que su mano izquierda estaba en su propio regazo.

- No tengo por qué pensar eso, Kate – dijo calmadamente el psicólogo esbozando una pequeña sonrisa para intentar reconfortarla – Hay personas que tardan más en asimilar las cosas que le impactan, pero por ello no son ridículas.

- Sé que lo dice para reconfortarme, seguro que soy la única poli que ha venido más de tres sesiones.

- ¿Qué es lo que te preocupa? – comentó cruzando sus piernas y entrelazando sus dedos. Observaba cada uno de los movimientos de la inspectora, descifrando perfectamente sus emociones, aun así ella debía soltar ese dolor que la estaba devorando.

No he… podido volver a ser la de antes, es cierto que he mejorado y no me paralizo tanto como antes, pero aun no puedo olvidar esa escena, el funeral, el disparo, Castle gritando mi nombre, la operación…

- Como he dicho antes, hay personas que tardan más en asimilar las cosas, pero por la forma en que lo dices, ese recuerdo no te preocupa por ti misma.

Kate alzó la mirada hacia el psicólogo bastante sorprendida, no esperaba aquella respuesta de su parte, pensaba que sería algún error por su parte, algo que hubiese ocurrido allí y que no recordara con facilidad la atormentaba. No se había planteado el hecho de pensar inconscientemente en los demás, hizo un pequeño esfuerzo en recordar aquel día. Era cierto, no podía escuchar su voz, escuchaba el disparo, los gritos desesperados de la gente y los gritos de sus compañeros.

- Por tu forma de ser – continuó él acercándose un poco más a ella – imagino que temes por sus vidas y los sentimientos que experimentaron en esos momentos.

- Sí… es posible, mi madre se estará avergonzando de mí por haber cambiado tanto.

- Kate – reprendió de nuevo el hombre, mirándola directamente a los ojos – Johanna está muerta, no puede avergonzarse, debes asimilar eso.

Se llevó las manos a la cara intentando soltar gran parte de aire en un suspiro, pero no le tranquilizó demasiado, era cierto su madre no podría juzgarla, ahora estaba siendo como ella pensaba que debía ser: Fuerte y valiente. Por algo era policía y salvaba la vida de los demás.

- Seguro que Castle, hubiera dicho algo así y le hubiese gritado – esbozó una pequeña sonrisa.

Richard Castle – continuó – Me has hablado en ocasiones de él, parece que ha cambiado tu vida drásticamente.

- Se mete en mi vida sin pedir permiso – aclaró Beckett intentando sonar molesta.

Dime una cosa Kate, ¿Estás huyendo de él por algo?

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