Emrys el Dragón (Traducción)

Cap. 16: Los Fuegos de Idirsholas, parte 1

Hace unos 300 años, siete de los caballeros de Camelot fueron seducidos por la llamada de una hechicera. Uno por uno, sucumbieron a su poder. A su comando, se convirtieron en una fuerza aterradora y brutal que recorrió las tierras dejando muerte y destrucción a su paso.

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Morgana abrió la puerta de una habitación helada, soplaba una ligera brisa. Eso era extraño, ella podría haber jurado que cerró la ventana. Hay una pequeña caja en el alfeizar de la ventana. Es una cosa simple; Plateado, con forro de terciopelo rojo. Hay un pequeño pergamino dentro.

"Mi querida Morgana, reúnete conmigo esta noche después de la puesta de sol en el Bosque Oscuro, en las afueras de las puertas del castillo. Te esperaré debajo del marcado y distintivo árbol... Hasta entonces, mantente a salvo."

...
¿Quién envió esto?
¿Debería ir?

—¿Estas bien? —Preguntó una voz.

Ella arrugó instintivamente el papel. Por suerte, solo era Gwen.

—Sí. —Respondió Morgana, cerrando lentamente la ventana, buscando alguna señal de donde venía la caja. —...solo tengo un poco de frío.

—¿Necesitas algo más caliente?

—No, gracias.

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Morgana se fue un rato después de la puesta de sol. Uther quería cenar con ella y fingir que todo estaba bien. Fue un asunto muy incómodo.

Morgana esperaba que no fuera tarde.

—Te ves bien.

Morgana sonrió a Morgause. Una mujer extraña, sin embargo, Morgana no pudo evitar confiar en su sonrisa.

—Gracias a ti. —Respondió ella, frotando el brazalete que Morgause le dio. —Lo uso todo el tiempo. No recuerdo cuando fue la última vez que tuve una pesadilla.

—Pero no pareces feliz. ¿Por qué es eso? —Preguntó ella preocupada.

—Lo sería, si no tuviera que fingir.

—¿Fingir?

—Que soy la protegida amorosa de Uther, —Escupió Morgana. —cuando lo odio.

—¿Alguna vez te has imaginado un mundo nuevo, Morgana? —Dijo Morgause con voz sedosa. —¿Uno donde Uther ya no exista?

Un mundo donde Merlín y ella no tenían que ocultar quienes eran, un mundo donde los hechiceros no fueran asesinados por nacer. Un mundo donde Arturo era Rey, y libre de hacer lo que quisiera sin que Uther corrompiera su mente. Un mundo donde quizás, solo tal vez, Guinevere también tenga magia y no tenga que ocultárselo. Un mundo donde Gwen y Arturo podrían mostrarle al mundo cuanto se amaban. Un mundo en paz.

—Algunas veces.

—¿Y es eso lo que te gustaría?

Más que nada. —Una vez tuve la oportunidad de ser su asesino. —Admitió ella.

—¿Y qué te detuvo?

—No lo sé. Creo que él se preocupó por mí... Pero ya no. Él no se preocupa por nadie.

—Entonces, ¿quieres que Uther sea destruido y que su reinado termine?

—Más que nada. Pero no importa lo que yo quiera. El futuro no es obra mía.

—Te equivocas, Morgana. Subestimas tu importancia. Las decisiones que tome ahora cambiaran la forma de todo lo que está por venir.

Morgana la miró con curiosidad. —¿Qué quieres decir?

—¿De qué lado estas, Morgana? ¿Estas con Uther? ¿O estás conmigo? ¿Estas preparada para ayudarme a provocar su caída?

Para salvarse... para liberar a Merlín...

—Lo estoy.

—No puedo decirte cuanto significa oírte decir eso. —Sonrió Morgause, acariciando la mejilla de Morgana.

Los ojos de Morgause brillaron, y el mundo comienza a desdibujarse, y desvanecerse en la oscuridad.

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—Buenos días, mi Lady.

Aturdida, Morgana se preguntó cuándo regresó...

—¿Morgana?

¿Cómo pudo Morgause...?

—¿Morgana?

—¿Sí? —Le preguntó a Gwen.

—¿Has dormido bien? —Gwen bostezó.

Confundida, ella respondió: —Sí. —Gwen bostezó de nuevo. —Mejor que tú, por lo que parece.

—Lo siento. —Sonrió Gwen. Ella suspiró y fue a escoger un vestido. Iba a ser un largo día.