1

6 0 0
                                    

Eva, tan solo su nombre es bello.
La conocía hacía un tiempo, ella era la chica más hermosa que había visto en mi vida, a mis ojos era perfecta.
Los primeros dos años no me acercaba a ella, pero admiraba su belleza desde lejos. Su hermosa y gran sonrisa, su bello cabello marrón, y sus hermosos ojos negros. Compartíamos todas las clases pero nunca me atreví a invitarla a salir.
En nuestro último año de preparatoria, por azares de la vida seguíamos en el mismo grupo.
Yo habia llegado a la hora de siempre, y busque el asiento perfecto para mí, justo en el centro.
Estaba pensando en las cosas que tenía que hacer después de la escuela, y en qué mis calificaciones debían estabilizarse si quería estar a una buena universidad.

Entonces la vi entrar, lucía tan hermosa como siempre. Sonreí inconscientemente; cuando la vi dirigirse hacia mi, mis manos comenzaron a sudar.
Y cuando se sentó justo a mi lado derecho, me puse de piedra, lucía tan calmada y serena. Pude notar que estaba tarareando una canción en un tono muy bajo, su voz era preciosa.

El profesor recién había llegado, y comenzó la clase. Estaba en cuerpo presente sin embargo mi mente y corazón estaba en otra parte.
De vez en cuando la veía de reojo. Seguramente más de uno de mis compañeros se debieron de dar cuenta el como la veía, pero no me importaba.
En las siguiente clases pasaba lo mismo, creo que mi plan de subir mis calificaciones no iba a durar tanto como creía.

El resto de clases pasaron rápido, cada vez que intentaba prestar la mínima de atención,  se me venía a la mente su hermosa cara redondita.

Las clases por fin habían concluido, ella comenzaba a guardar sus cosas. Por un momento planeé invitarla a salir, sin embargo, no me atrevía. Lo más probable es que ni siquiera supiera quien era yo.

Cuando paso del marco de la puerta pude observar que algo se caía de su mochila. Me levante para alzarlo y observé lo que era.

Era un llavero con forma de nube, pude observar que ella misma lo hizo. Tenía un gran talento.

Trate de alcanzarla pero los demás estudiantes me lo impedían. Tampoco ayudaba que ella era bajita.

Grite su nombre y pude divisar que ella volteo, me acerque lo más que pude. Y cuando estuve en frente de ella las palabras se me fueron.

Debido a que era más alto, ella tuvo que subir un poco su rostro. Jamás había estado tan cerca de ella. Se veía aún más hermosa.

- E-Esto se te cayó - logré articular, a la vez que estiraba la palma de mi mano para dárselo. Ella me miró algo extrañada y dirigió su vista a la pequeña nube.

- Oh, muchas gracias. Eres Aiden ¿Cierto?

¿Me conoce? ¡Me conoce!

- El mismo - Sonreí tratando de disimular la enorme alegria que sentía al saber que sabía mi nombre.
- Aunque no era necesario que me lo dieras hoy, podrías habérmelo dado mañana en clase - Mencionaba mientras volvía a ponerlo en su mochila.

Tenía razón, no lo pensé mucho. Me rasqué la nuca pensando en que responder. Ella sonrió ¿Ya les dije que su sonrisa es hermosa? 

-Dejame agradecerte, ¿Vamos por un helado?
- Claro - dije y ella se puso en marcha conmigo detrás.
El pequeño lapso entre la preparatoria y la heladería fue silencioso. Ella eligió de chocolate y yo de limón.
Cuando iba a pagar, yo me adelante y pude notar que frunció el seño.
- ¿Que te ocurre? Yo dije que lo iba a invitar - Dijo con un tono molesto y extendiendo el dinero.
- No lo puedo permitir - Dije mientras extendía más mi brazo. Vi que rodo los ojos.

¡Que linda!

Intentó discutir un poco más, pero el chico de la heladería terminó por tomar mi dinero.
Salimos del lugar, yo con una pequeña sonrisa y ella dando un resoplido.

- La próxima pago yo ¿Oíste?- ¿La próxima?¿Habrá una próxima vez? Eso me daba esperanza.
- Eso veremos - Respondí haciendo parecer que no me importaba mucho.

Volvimos a la preparatoria, puesto que teníamos que volver a nuestras respectivas casas. Ella se despidió con un gesto con la mano y se fue por su camino. Mientras que yo con una gran sonrisa en mi rostro me puse en marcha a mi casa.

Al abrir la puerta un fuerte olor a quemado inundó mis fosas nasales. Seguramente mamá estaba horneando o mejor dicho carbonizando algo.

La saludé y fui directamente a mi cuarto. Después de un par de horas haciendo tarea quedé en profundo sueño.

La mañana siguiente fue normal como cualquier otra, me sente

✨☁️ Nube De Algodón ☁️✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora