TE ENCONTRE UN MOMENTO

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Esa noche antes por navidad Victoria había recibido un hermoso par de patines con cuatros ruedas dos a cada costado, eran de color blanco con detalles dorados, justo como los había visto en la tienda y había pedido a Santa en su carta; sus papás se lo habían comprado ya que era una niña muy aplicada y sobresaliente en la escuela, había terminado el primer curso de primaria siendo la mejor alumna. Envolvieron los patines en un hermoso papel verde tornasol con dorado como sus ojos y lo colocaron bajo el árbol con el remitente que decía: de "Santa para Victoria, con mucho cariño". La niña estaba muy emocionada por aquel paquete y quedó alucinada cuando lo abrió y vió que aquel regalo era justo lo que había pedido, sus ojos destellaban una felicidad indescriptible y la emoción le quitó el habla, muchos otros sentimientos se le arremolinaban en su interior y se sintió la personita más afortunada en toda la tierra.

Estaba tan ansiosa por salir con su familia que no podía quedarse quieta, irían al parque para que ella pudiera aprender a patinar; mientras esperaba que sus papás terminaran de arreglarse estaba viendo videos en YouTube de trucos para hacer con los patines, tenía que intentarlos todos, puesto que le parecían increíbles. Cuando su padre la llamó para que salieran dejó su Tablet bien guardada y fue apresurada al lado de él para comenzar esta nueva aventura que le parecía todo un reto pero que no se rendiría hasta conseguirlo.

El parque se encontraba a solo unas cuantas cuadras de su hogar y solían ir caminando hasta allí, para hacer un poco de deporte. Al llegar ella pidió que le pusieran y le ajustaran los patines para poder empezar a patinar como toda una profesional, no contaba con que primero debía aprender a equilibrarse en ellos, así que tras pararse y querer dar el primer paso resbaló perdiendo el equilibrio y casi cae de espaldas pero su papá la sostuvo antes de aterrizar en el duro suelo.

Cariño debes tener más cuidado, vamos a ir despacio, un paso a la vez no queremos que te lastimes, primero iremos tomados de la mano hasta que te sientas segura- dijo el y ella accedió ya que no quería lastimarse y se la llevaran del parque sin haber aprendido a patinar.

Rápidamente fue agarrando confianza y una vez que se sintió segura pidió a su papá que la soltara pero a la vez se mantuviera cerca por si lo necesitaba, uno nunca sabía en qué momento podría tropezar, estaba muy emocionada y como era una niña tenaz no tardó mucho más en poder moverse sin necesitar a su padre cerca de ella. Una vez la confianza y el manejo de los patines estuvieron de su parte empezó a dar vueltas por el parque mientras veía a otros niños y niñas de todas las edades que también intentaban aprender a andar en patines, bicicletas, autos a pedal, etc. estos seguramente habían sido los regalo de navidad de todos aquellos.

Absorta como estaba en sus pensamientos y sin mirar al frente, no se percató de que alguien se le acercaba igual de distraído, solo sintió que algo chocó contra ella y la hizo caer sentada y con las manos hacia atrás lastimándolas, subió la mirada y vio frente a ella un niño un poco mayor con quizá 1 o 2 años más que se levantaba y sobaba el codo izquierdo al parecer tenía una raspadura, en eso sintió que sus manos les escocían y al mirarlas vio que en la parte baja de su palma también ella tenía raspones.

El niño ya de pie se le acercó y con una enorme sonrisa en su rostro le tendió la mano y dijo - Lamento haberte tirado al suelo -, ella aceptó la ayuda y las disculpas, cuando tomó su mano sintió algo raro como un hormigueo o cosquilleo que le subía por el brazo, pensó que sería por las heridas que tenía en ambas manos. Al pararse levantó la vista y vio unos preciosos ojos azules brillantes que le sonreían con picardía, algo en su interior se activó y sintió que ya lo conocía y que la escena le resultaba familiar pero no supo explicar el porque, en algún lugar había visto esos ojos antes pero no podía recordar dónde, puesto que solo tenía 7 años no recordaba mucho de cuando era una bebé.

Él le sonrió y dándole dos besos uno en cada palma dijo – Con eso sanaras pronto- le guiño un ojo le dio otro beso en la mejilla acercándose lentamente para no volver a lastimarla y subió a su bicicleta en dirección de donde estaban otros niños con sus bicicletas que al parecer se habían detenido para esperarlo.

Sin saber cómo reaccionar volvió donde sus padres y dijo – Creo que ya estoy cansada ¿Podemos volver a casa? – sus padres extrañados ya que ella nunca quería regresar y sin importar la hora siempre pedía 5 minutos más, accedieron a su petición ya que vieron sus manitas raspadas y con arenilla, su papá la tomó en brazos mientras su mamá le quitaba los patines para que no le estorbaran; se encaminaron a su hogar haciendo bromas y hablando cosas sin sentido, salieron del parque felices de haber disfrutado un hermoso día en familia.

TE ENCONTRÉWhere stories live. Discover now