Capítulo 6

767 70 13
                                    

[Burkhard]

Con una confusión había salido de aquel parque y conducí lo más rápido que pude hasta la casa de Monroe.

Él tenía que saber algo, o eso espero.

Al cruzar unas cuentas calles, observé cómo las personas normales hacían su vida, algunas felices, otras tristes, comprando, mirando, trabajando, todo sin muchas preocupaciones, desconociendo el mundo que hay detrás de la oscuridad.

A veces era mejor, otras no. En mi caso, aunque quiera un vida normal junto a Juliette, no podía.

Si no conociera los peligros que supone, puede que algún día se atrevan a atacarnos, pero tengo la ventaja y sé que puedo defenderla.

En cambio, aquellas personas que desconocen esto, tienen más facilidad de morir por las bestias de la oscuridad.

Para eso estamos los Grimms, para matar a los malos, y hacer que exista un equilibro tanto entre humanos como en los wesen.

Somos como un camino intermedio para el acceso a ambas partes, tenemos dos formas de ver el mundo, y opinar.

Y saber que si nos ponemos en los lugares tantos de unos como otros, nos permite obtener la información necesaria para ayudar, para enfrentarnos, para defender ambos bandos.

Pero nosotros no somos infinitos, también morimos.

No tenemos una vida inmortal, tampoco somos superhéroes.

Solo tenemos habilidades que nos permiten defendernos.

Pero esta chica lo cambia todo, quizás haya una poquísima posibilidad de que existan más Grimms como ella, quizás no inmortales pero si más fuertes.

La necesito a mi lado, pero no sé qué puedo hacer para convencerla.

Había llegado por fin a la casa de Monroe. He dado três golpes a la puerta.

— Monroe, soy yo, Nick— dije al ver que no obtenía respuesta ninguna.

Cogí el móvil y lo llamé, al cabo de unos segundos respondió.

— ¿Diga?

— Soy yo Nick, ¿estás en casa? — pregunté mientras observaba las puntas de mis zapatos.

— Eeh, si, lo siento, estaba colocándome hielo en la cara— hizo una pausa mientras oía un quejido por su parte — au, ahora te abro.

Tras unos minutos Monroe había abierto la puerta. Vi cómo tenía la cara hinchada por los golpes de Jennie.

— Lo siento hombre — le di un golpe por la espalda mientras me afrentaba en su casa — no sabía que era una Grimm, pero tengo algo más que contarte — lo miré serio.

— Esa cara no me gusta nada, ¿ha matado a alguien más? — cerró la puerta tras nosotros y me invitó a sentarme en el sofá.

— ¿Qué? No, no es eso — me reí — es algo más raro.

— ¿Raro? ¿Qué quieres decir? — me miró intrigado.

— Pues, quería preguntarte si conoces algo que tenga que ver con sanación rápida, o algo por el estilo.

— Hmmm... déjame pensar— estuvo meditando un poco en sus pensamientos pero al final no había nada— que va amigo, no encuentro nada, ¿porqué?

— ¿Me creerías si te dijera que Jennie es capaz de curarse por si sola? — sus ojos se abrieron como platos.

— ¡¿Cómo?! — gritó impresionado.

Una GrimmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora