Capitulo 1

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15 de JULIO, ESPAÑA.

La playa: y no me refiero a esas playas abarrotadas de turistas sudorosos y con un sobrepeso importante.

No, me refiero a las playas que tienes que caminar durante 20 minutos por un camino de tierra que no conoce casi nadie con cañas y arbustos a ambos costados y con un sol de justicia dándote directamente en la cabeza para poder llegar.

Mirándolo así puede que parezca que tiene sus inconvenientes, pero al fin y al cabo son estos pequeños retos los que hacen que la vida sea menos monótona.

Volviendo al tema.

Imaginaros caminar durante ese tiempo y con la calor que hace y de repente ver una cala de 150 metros de lado a lado y 20 metros de arena lisa con algunas palmeras por aquí y por haya hasta llegar a un agua cristalina que está en calma como una noche de verano.

Y después viene la mejor parte, en la que saltando como un canguro y evitando quemarte los pies con el calor de la arena ardiendo llegas a la única sombra digna de mención en toda la playa y plantas tu sombrilla con mucho esfuerzo ya que no hay manera de mantenerla erguida y acto seguido tu toalla, es en ese exacto momento en el que te estiras sin escuchar a ningún niño gritando te das cuenta de que el mundo puede ser perfecto.

Una vez que estuvo todo en su sitio me zambullí en esa agua cristalina y fría por la que había recorrido un camino de 50 minutos en coche y 20 minutos andando.

Desgraciadamente todo lo bueno llega tarde o temprano a su fin.

Y después de haber estado 5 horas disfrutando de esta magnífica tarde de verano ya era hora de volver.

Una vez que ya estaba en la carretera con mi 4x4 en dirección a mi casa me puse a cantar.

Tengo que admitir que cualquiera que viese esa escena y podría imaginar muchas cosas, pero que os voy a contar, me encanta vivir los pequeños placeres como estos de la vida.

Después de cantar un álbum tras otro por fin llegué a mi casa.

Mi casa tiene la peculiaridad de estar en mitad de la nada si nada a su alrededor excepto árboles y el único camino por el que se puede llegar con un vehículo.

Cualquiera pensaría que esto es un poco aburrido, una casa, en medio de la nada, con la población más cercana a 30 minutos de distancia en coche.

Pero a eso sólo te puedo contestar que me gusta la tranquilidad que me proporciona estar en este lugar rodeado de árboles altos y animales salvajes.

Una vez que abrí la puerta del coche pude notar algo que no me cuadraba.

Yo tengo 2 pastores alemanes y ambos tienen una audición perfecta que hace que cada vez que llego se pongan a ladrar como locos.

Pero en este momento solo podía escuchar el sonido de la suave brisa que balancea las hojas de los árboles y de los sonidos de la naturaleza, aunque hay gente que puede preocuparse por ese detalle a mí no era el que más me inquietaba, no lo que realmente me preocupaba es que la bombilla que tengo en el techo conectada a la alarma de seguridad de última tecnología que tenía instalada estaba en rojo, lo cual significaba que alguien había entrado sin activar las claves de acceso que tenía.

Podría deciros que lo que hice a continuación fue ir a mi casa entrar y como si eso fuese lo más normal del mundo.

Pero esto es la vida real y por tanto lo primero que hice fue volver al coche y activar las luces y los focos a máxima potencia.

Esto de vivir en medio de la nada te obliga a tomar precaución en este tipo de situaciones ya que lo más cercano que está alguien de ayudarte es a 20 minutos con mucha suerte, acto seguido voy hacia el maletero del coche en la que tengo una pistola de Airsoft que aunque no mata pica.

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⏰ Última actualización: Mar 11, 2019 ⏰

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