La última Esperanza (The Last Hope)

Epilogo II

Epilogo II

Hope y Gideon observaron la escena a través del espejo específicamente ubicado para ello. Todo el mundo parecía crispado con las noticias del interior. Vieron a Regina y Emma salir seguidos de los padres del chico, más el resto de la comitiva. Directas a Robín y Alice.

-Ustedes dos – dijo Regina - ¿saben dónde pueden estar sus dos amigos?

Robín abrió los ojos y se acomodó sus gafas - ¿no están con ustedes?

-Cariño, no te lo estaría preguntando – trató de serenarse la morena y de no amonestar a su sobrina por sobre lo necesario.

Alice se cuadró de hombros – no nos han dicho nada, ¿se han marchado?

-Igual ya no quieren casarse – comentó Robín como al pasar.

-¿Y por eso se van a marchar sin decir una palabra? – Rumple estaba que no cabía en si mismo – ese jovencito me va a escuchar.

-Rumple – Belle intentó serenarlo.

-No, Belle – el hombre estaba de verdadero mal humor, se sentía responsable por el comportamiento del muchacho y, para agregar, los invitados se agolpaban a escuchar el drama familiar – cuando lo pille, veremos que son estos modales.

Snow permanecía en silencio sin decir una palabra, al igual que Charming. Emma los observó de medio lado con una mirada de sospecha – ustedes dos saben algo – dijo de inmediato.

-¿Nosotros? – Snow se movió nerviosamente.

-Joder, estamos pillados – le dijo Hope a Gideon.

-De todas maneras deberíamos ir a explicarnos, ya bastante tuvieron con la travesura de nuestra desaparición, ¿no crees? Llevan cerca de media hora discutiendo, teorizando e imaginando cosas insensatas.

-Pero es divertido – Hope hizo una mueca de contrariedad y al final suspiró - vale, tienes razón.

Emma volvió a mirar a su madre – estoy segura de que sabes que está ocurriendo, oficiaras la ceremonia y no has hecho un escándalo por la falta de los novios.

-Yo...

Un humo rojizo oscuro se materializó en el centro de la reunión y la pareja extraviada apareció tomada de las manos – madre, no hostigues a mi abuela, por favor – le pidió Hope a Emma.

-¡Jovencita! – Regina se acercó con un paso determinado a su hija - ¿se puede saber cómo es que has desaparecido con tu novio el día de tu boda? ¡Y Ni siquiera estás preparada! – se quejó viendo a la joven con sus habituales jeans y la chaqueta roja de su madre.

-Tú tampoco, Gideon – le reclamó Belle – ¿piensas casarte en jeans y camiseta también?

El joven se cuadro de hombros – no me parece tan malo.

-¡Gideon! – su padre no fue tan suave como la bibliotecaria – estoy esperando una explicación, ¿de qué va esta locura?

El muchacho se puso serio al ver la cara de contrariedad de su padre y se disculpó internamente con él por lo que estaba a punto de revelar.

-No nos vamos a casar – confesó en voz alta.

Los invitados se asombraron ante la novedad y Emma notó la tensión inmediata en Regina.

-¿Cómo qué no? – la voz grave y de pocos amigos de la morena lo decía todo.

-No podemos – reveló Hope – no está legalmente permitido casarse dos veces.