♡ Poema #16

285 46 1
                                    

Esa noche le hice el amor como jamás se lo habían hecho:
con abrazos fuertes y palabras bonitas ante su desvelo; cuidando sus lágrimas y entendiendo sus miedos; besando sus mejillas saladas por las cuales habían escurrido sus frustraciones y sentimientos, secándolas con caricias libres de deseo;
sin criticar sus errores y entendiendo a sus monstruos internos, bailando con ellos, domándolos y platicando hasta que se fueron; sin presionarla y dejando que sus confesiones fueran fluyendo, pero respetando sus secretos, ya que todos los tenemos.

Esa noche no la escuché a ella sino a su yo interno; mire muchas de sus heridas y sus rupturas las pude entender por completo; supe el porqué de muchas de sus locuras, de sus depresiones, de sus desalientos, de esas tristezas que carga en el pecho; y también, supe que era muy atinado de mi parte querer tenerla siempre sonriendo, a bromas, a boberías, a cualquier precio.

Esa noche el cometido fue darle seguridad y no dejarle más complejos, incluso fue necesario mostrarle los míos para que viera que todos los tenemos.
Enumere cada uno de sus triunfos; le hice entender que sus derrotas no la hacían menos, se lo decía bajito y al oído mientras acariciaba su cabello;
la llene de caricias por dentro, mientras su cuerpo por fuera resultaba de ellas ileso.
Le di un significado diferente a lo que ella conocía por
«Hacer el amor», pues ella lo confundía con solo tener sexo.

Poesía EróticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora