1 de Julio
Tropiezo una, dos, tres veces con la misma piedra, la podría patear, pero pobre, mejor seguirme tropezando, mejor seguir recolectando heridas. No corto ningún lazo de raíz, por las dudas, mejor el círculo vicioso, mejor seguir insistiendo dónde me lastiman, por si cambian, por si en una de esas es ahí, pero no ahora sino eventualmente, cuando el otro se canse de ser piedra y decida ser camino. Y vuelvo, vuelvo siempre a las mismas personas. A veces me canso, me hago escuchar, a veces le grito al que me hiere que me deje en paz . Pero ¿ A quién engaño ? Dejo la puerta entreabierta, doy más de dos oportunidades, no me despido nunca pero nunca de verdad por si acaso.
Entonces perdono, tropiezo otra vez. Las rodillas me duelen, el cuerpo me pasa factura, le estoy exigiendo más de lo que es capaz de soportar. Pateá la piedra, me dice mi amigo, ese al que nunca escucho. Algún día voy a hacerte caso, amor propio. Algún día voy a aprender a decir "NO" una sola vez y para siempre. Algún día voy a hacerme cargo de todas las veces en las que alguien me lastima, después de la primera vez, que es la única que no pude prevenir. Porque todas esas otras me corresponden a mí, amor propio, te juro que lo sé pero no sé por qué razón no puedo amigarme con vos, (o conmigo misma), y entender realmente, que en el círculo vicioso de dolor que mantengo con todo el mundo, le permito al resto hacer lo que quiera conmigo, porque todavía no te sé escuchar a vos.
En parte es miedo, ese terror de no encontrar algo -o alguien- mejor, entonces prefiero seguir cerca de cualquiera, aceptar el perdón de hasta el malo más malo, volver a intentar con quién sea, sonreír y decir que está todo el dolor sanado, mientras en el fondo me sigue ardiendo. No deberías tener miedo de encontrar algo mejor, me dice mi amigo. Todo es mejor que algo que ya te lastimó . ¿ Por qué te forzas a encajar a la fuerza con alguien que ya sabés que no es de tu talla? Basta, me dice mi conciencia. Pero yo nunca le hago caso, y se me hace casi imposible cerrar ciclos, cambiar de página, dejar el pasado en el pasado, entender que hay gente que no se merece siquiera ser una conversación casual, que hay quienes solo merecen ser un mal recuerdo, y un nunca nada más