El doncel del amor y la cultivación

Capítulo: 81 "Cita de trabajo"

Son Lang buscaba por décima vez en el bosque, ya llevaba días sin saber nada de XingCheng o de A-Qing, estaba muriéndose de la preocupación, de miedo por no saber nada de su familia, busco entre los pueblos, en las ciudades cercanas, en las montañas que estaban a unas horas, pero no encontró ningún rastro o un indicio de sus paraderos, les preguntó a las personas que pasaban o los habitantes de esos lugares, pero nadie los había visto, era como si la tierra se los hubiera tragado.

"¿Y sí fueron secuestrados como los demás donceles?" "¿Y sí ya nunca los vuelve a ver?" Con ese pensar corrió como loco entre los árboles, su voz salió desgarradora y desesperada, gritó fuerte el nombre de su amado, el de su hija, su rostro estaba pálido, denotaba cansancio físico como emocional, sus negras y abultadas ojeras lo hacían verse enfermo, demacrado, su complexión de hace días era fuerte y potente, ahora se vía débil y abatido, no había ingerido alimento, no dormía bien debido a que su sensación de hambre y sueño era remplazada por la desesperación y la ansiedad, desesperado decidió pedir ayuda, por lo que se dirigió a la Secta GusuLan con los líderes Lan, al cual eran sus amigos y de seguro le brindarían de su apoyo, además los esposos de sus amigos eran amigos de XingCheng por lo que no dudarían en apoyarlo; de inmediato se encamino al Receso de las Nubes.

-Mi amor tengo que salir, pero volveré pronto, A-Qing está en su cuarto castigada por lo que no saldrá hoy. – Dijo Xue Yang saliendo de la habitación, tomo su espada y se fue de la cabaña, camino durante más de una hora llegando a un humilde pueblo a las afueras del bosque, hoy tenía una cita de trabajo, un negocio que le propondrían, se dirigió a la fonda acordada y se sentó en la misma mesa de un hombre de túnicas blancas con distintivos rojo con rosa, en sus mangas estaba el símbolo del sol en color carmesí.

-Aquí estoy ¿Qué quieren de mí? – Preguntó Xue Yang recargando su cabeza en su mano, su rostro mostraba aburrimiento y frustración.

-¿Vas a hablar o te quedaras callado? Deje a mi esposo e hija solos, tengo que regresar pronto así que habla.

-Wen Ruohan requiere de tus servicios de las artes oscuras, hay...

-¿Qué clase de servicios? – Interrumpió el joven.

-Hay una guerra y tenemos la victoria solo falta hacerle unas correcciones, tenemos dos donceles del Clan CangSe, necesito que los entrenes o por lo menos liberes sus poderes.

-¿Dos donceles del Clan CangSe? Se supone que solo quedaba un sobreviviente de ese Clan, que es el protegido de Jiang FengMain y esposo del segundo líder de la Secta GusuLan, HanGuangJun.

-Sí, pero hace poco encontramos otro y está dispuesto a cooperar, por desgracia Wei Wuxian no lo está, por lo que tienes que obligarlo a liberar su poder con métodos de tortura que para ello eres el indicado.

-Me parece bien, pero que voy a recibir a cambio.

-Dinero ¿Qué más puedes pedir?

-Me convenciste, sin embargo, mi esposo e hija vendrán conmigo y tienen prohibido que ustedes les pongan un solo dedo encima o que les dirijan una palabra o mirada.

-No nos meteremos con tu linda familia a cambio que cumplas con tu trabajo que, por cierto, te recomiendo que cuides bien de tus cosas porque están secuestrando donceles y no vaya hacer la de malas y un día ya nunca lo vuelvas a ver en tu vida o mejor dicho con vida.

-¿Es una amenaza? – Preguntó Xue Yang apretando sus manos en puños, sus nudillos se tornaron más blanco de lo que eran y su ceño se frunció.

-No, es solo una advertencia, los donceles son propensos al peligro, tentados por la energía del resentimiento, como la que llevas en tu colgante, ¿Dónde lo conseguiste?

-Me lo obsequio un conocido.

-¿Quién?

-No recuerdo su nombre, lo siento. – Dijo el joven con una maliciosa sonrisa.

-De acuerdo, te veré mañana en la Secta Qisha Wen, no llegues tarde.

-Está bien, nos vemos mañana Wen Zhuliu.

Xue Yang dejo la fonda y se dirigió al bosque, pero antes se aseguró que nadie lo siguiera, ya que el idiota de Son Lang estaba buscando lo que era suyo, como siempre metiéndose en donde no lo llaman, siempre queriendo arrebartarle lo que más amaba.

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elvis- Sempai