Carlos se despertó con el estruendo de la música heavy-metal que su compañero ponía en alto todos los días por la mañana, sin importarle el peliblanco.
Habían pasado dos semanas desde "aquello" (como denominaba Carlos al acontecimiento de las duchas en su mente) y desde entonces la vida del joven había sido la usual de un chico de su edad. Se despertaba, huía de la habitación y de la molesta presencia de su compañero, tomaba el desayuno con Evie, iba a clase y, al salir, se dirigía a su pequeña guarida, la cual era un claro en el bosque cercano a la academia, para pasar la tarde dibujando o manipulando algún invento.
Sin embargo, aquel día su rutina se vio alterada cuando llegando al claro vio que había gente ahí. Reconoció al chico moreno que le había asaltado en el baño durante el primer día al oír cierta conversación. Estaba acompañado de un joven alto y rubio con el pelo rizado.
Carlos se escondió entre unos matojos y se sentó, esperando pacientemente a que los intrusos se marcharan. Pero en vez de eso, una chica de pelo violeta oscuro se sumó al encuentro y, tras unos saludos gesticulados, comenzaron a hablar:
—¿La traes?— Distinguió la voz del moreno.
—¿Estaría aquí si no lo hiciera?— Esta vez fue la chica la que habló.
A Carlos le pudo la curiosidad, así que se volteó detrás del arbusto y apartó una rama para ver la escena, la chica le daba unas pequeñas bolsas con lo que probablemente era droga a los otros dos. Al peliblanco le resultó gracioso pensar que esa gente pertenecía a la élite de la sociedad, y sin embargo se portaban como si fueran los contrabandistas de una prisión, cosa que era en parte cierta.
Después de la entrega, los vándalos se despidieron y se marcharon en direcciones distintas, probablemente para no ser relacionados. Cuando Carlos estuvo seguro de que no había más intrusos, se dirigió al claro y se sentó con el cuaderno de bocetos entre sus manos, dispuesto a acabar el paisaje forestal que se plasmaba en el papel.
Continuó dibujando y realizando ajustes en su producto durante un largo rato, hasta que una sombra le tapó el sol. El joven se quitó uno de sus auriculares y miró hacia la figura, era (cómo no) Ben. Instintivamente, Carlos apartó la mirada del prefecto e intentó ignorar su presencia, como si eso fuera a hacerlo desaparecer repentinamente, pero no surgió efecto.
—Carlos...— Ben inició la conversación— No pensaba encontrarte aquí.
—Ya, parece que tenemos un hilo que nos conecta— Bromeó el peliblanco, aunque sin establecer contacto visual— ¿Deseas algo?— Dijo en cierto tono condescendiente, intentando crear una barrera entre ambos.
—De hecho,— El mayor ignoró dicho tono y se agachó para ponerse a su nivel— deseo dos cosas. Primero, parece que tenemos algo que aclarar.
Tras pronunciar esas palabras, se creó un silencio tal que permitió que fuera notable el leve zarandeo de las plantas por una repentina brisa de aire. Ninguno sabía como proceder, pero Ben se armó de coraje y continuó:
—Mira, sólo fue un rato de relajación entre dos tíos,— Murmuró, nervioso— quiero decir, no hay que buscar donde no hay nada— A pesar de sus esfuerzos por hacerlo sonar bien, las palabras cayeron como jarras de agua fría en una tarde nívea de invierno.
—Bi-bien.— Carlos carraspeó y, tras unos segundos de deliberación mental, dejó sus cosas en el suelo y se puso en pie, extendiendo la mano hacia Ben— Te seré sincero: he pensado en ello más de lo que debería haberlo hecho, pero ahora que está todo aclarado es sólo una experiencia juntos.
Ben tomó su saludo de manos y se puso en pie de nuevo.
—Genial, la verdad es que estaba preocupado de que te hubiera molestado. Si es así lo siento.
—¡Oh no, para nada! De hecho fue peor el recuerdo que la experiencia— No fue hasta pasados unos segundos que Carlos se dio cuenta de lo que había dicho, entonces se puso rojo cual tomate maduro y provocó una carcajada en Ben, que aparcó el tema definitivamente.
—Bien, ahora la segunda cosa de la que quería hablarte.— Siguió con su discurso mientras el peliblanco le escuchaba atentamente— Vine aquí porque estaba siguiendo la pista a unos posibles contrabandistas juveniles, y ahí es cuando te vi. Por eso, me preguntaba si sabías o habías visto algo sospechoso.
Carlos dudó por un instante sobre si decirlo o no, pero pensó que el acto no tendría consecuencias fatales sobre su persona y quería contribuir a la causa.
—La verdad es que sí, desde el primer día de clases vi a un chico pasando bolsas a gente, no hace muchos esfuerzos en ocultarse, debéis de ser pésimos detectives si no lo habéis visto aún.
Un estallido de risas inundó el claro e hizo ruborizar a Ben un poco, que se llevó la mano derecha a la nuca.
—Debemos de serlo, sí. A lo mejor tú podrías ayudar, ¿qué te parece?
La oferta descolocó a Carlos. ¿Él, el friki, rarito, antisocial que huía de todos, colaborando en un caso policial en miniatura?
Quizás no fuera tanto como "un caso policial", pero el chico se dejó llevar por sus emociones y respondió con un gran "Sí".
—¡Genial!— Exclamó Ben— Entonces, creo que te dejaré organizar toda tu información por hoy y nos vemos mañana en la sala de juntas con los demás miembros del Consejo Escolar.— Carlos estaba excitado, iba a poder ser de ayuda por una vez en la vida a su alrededor.— ¿Me dejas tu móvil?
El joven dudó un momento, pero lo desbloqueó y se lo tendió al rubio, éste lo cogió y apuntó su número en él.
—Bien, ahora podremos comunicarnos. Mándame un mensaje luego para así poder agregarte, si eres tan amable.
—A sus órdenes, mi líder— Los chicos rieron por la broma de Carlos, acompañada con una elegante reverencia, y se despidieron.
Ben fue el primero en irse, Carlos se dedicó a recoger sus cosas y pensar en lo que había pasado. Por un lado, estaba contento de haber aclarado las cosas con Ben y de que éste hubiera contado con él para algo. Por otro, se sentía extraño por la forma en la que lo habían resuelto «sólo fue un rato de relajación entre dos tíos», por algún motivo, no le gustaba cómo había denominado el asunto, y un ligero pinchazo le golpeó el corazón, pero apartó sus sentimientos confusos y se concentró en lo que tenía por delante, hablarle a Ben por mensaje.
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Meses más tarde pero aquí está, un nuevo capítulo. Segundo de bachillerato está acabando con mi vida poco a poco, pero tengo una semana de vacaciones así que intentaré subir otro capítulo, hasta entonces, ¡espero que disfruten de éste!
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¿Te ayudo?~Benlos Fanfic
Random-¿Necesitas que te eche una mano, Carlos? -¡No, yo puedo solo! Los personajes pertenecen a disney. La historia no ocurre en el mundo de Los Descendientes, es un mundo alternativo. Contiene partes de sexo entre chicos, si no te gusta no lo leas.