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Narra Taehyung:

Hoy era un día bastante hermoso y tranquilo para mi, tanto que teniendo a Jungkook distraído con Jimin y sus planes de vengarse de Yoongi, me dió algo de ventaja para salir de ese lugar tan aburrido y desierto.

El señor N me dejaría algo de ropa, dinero en efectivo y hasta su limosina más hermosa si me ponía de rodillas y me comía su polla gorda como un bebé sumiso. Asi era como me apodaba el retardado, como un jodido bebé.

«¡Ah~! Diablos bebé, me encanta ese boquita tuya»

De verdad que ya ni si quiera me daba vergüenza tener esos momentos asquerosos con ese chico billonario, tenía una gran logitud entre sus piernas y por suerte mi boca era muy profunda...una combinación perfecta.

-Joven Taehyung, hemos llegado a el hospital central ¿De verdad quieres que lo dejé por estás áreas?-el conductor parecía extrañado en todo el viaje desde que le dije mi destino. Era necesario ir al hospital, una persona especial descansaba aquí y necesitaba hablar con él para saber si se encontraba bien. Necesitaba tranquilizar mis preocupaciones que no me debajan dormir al pensar en como esas balas se incrustaron en sus piernas.

-Estacionate en la entrada, yo te llamaré cuando lo necesite-mis manos tomaron unas gafas de sol oscuras y me las coloqué junto a un cobre boca negro, no quería llamar la atención de ninguna forma y menos en un lugar tan público. Eso ya era una regla básica del grupo VIXX, no hables, no te relaciones con familiares y presta atención a tu alrededor, todo esto se hace con el tal de protegerte mientras el grupo anda haciendo sus travesuras.

Uno de los hombres de N se acercó a mi lado de la puerta y con lentitud me la abrió con una sonrisa. Hice un pequeño esfuerzo inclinandome hacia afuera para salir de la limosina y sentir el cálido ambiente del lugar, las personas posaron sus ojos sobre mi cuerpo vestido de oscuridad, tal vez se preguntaba que clase de persona se bajaría de un vehículo tan caro en un hospital. ¿Un artista? ¿Un secretario? Pero nada...sólo era una mascota de la mafia que recién habia hecho un oral para poder estar aquí.

(...)

-¿Como ha estado Hoseok?-pregunté frunciendo mi ceño y seguí a esa enfermera tan atractiva que movía sus caderas de un lado al otro, dejando su que falda bailara en el aire.

-Nuestro paciente esta delicado...-fue lo único que se atrevió a decirme con esos labios pintados con labial rojo y sus mejillas algo rosadas por todo el maquillaje que se colocó para su trabajo. Ambos llegamos al segundo piso del edificio y atravesamos los pasillos, era muy fácil perderse en esas paredes azules y blacas llenas de tantas personas sentadas alrededor, esperando la hora para entrar a ver a sus familiares acostados en una camilla...tal vez a punto de morir.

-Nosotros tuvimos que realizar una peligrosa cirugía en las piernas de tu amigo. Las balas estaban tan profundas que...no sabemos si podría volver a usar sus piernas de la misma manera-Abrí mis ojos sorprendido ante la noticia, justo cuando nos detuvimos en una puerta de madera ella se volteó y me dedicó una sonrisa-Tranquilo, hemos hecho lo mejor que pudimos con nuestros recursos. Lo importante ahora es que Hoseok esta vivo, no todos sobreviven a cuatro balas en sus piernas-me ofendí al ver lo coqueta que estaba siendo conmigo, como me sonreía y me trataba con tanta descaría...me enfurecía.

-Como sea...¿Este es el cuarto?-hablé quitando mi cobre boca y frunciendo mis labios esperando a que ella asintiera y se fuera de mi maldita vista, las mujeres de hoy en día suelen ser muy molestas, con razón Jungkook sólo las utiliza para sexo.

Me enfrenté a la puerta marrón con un letrerito o placa que decía en número de habitación.

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Oreo «Yoonmin» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora