Capítulo 55

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- Heeeellllllooooooo~ - Canturreo un recién llegado, uno que inmediatamente obtuvo una mano en la boca para que no hiciera más ruido.


Lo bueno de esa acción fue que callo a los que venían justo atrás. Menos mal que el lugar era tan grande, o habría muchos problemas...


- Al fin llegan... - Murmuro Gokudera, señalando levemente con la cabeza al rincón en donde estaba su jefe. Una imagen valía más que mil palabras, ¿no es así?, de esa forma no gastaría saliva y tampoco se perdería de nada. Solución perfecta, ¿verdad?


En el rincón mencionado, había 3 personas. Una de ellas estaba profundamente dormida, una era una almohada, y la otra estaba recibiendo clases de primera mano sobre uno de los métodos más eficaces para evitar un estallido por parte de su jefe en algún futuro cercano o lejano. No obstante, la mayoría estaba prestando atención a esa clase, ya sea para aprender, intentar comprender de donde salió tal método y porque, o preguntándose porque la almohada se estaba molestando en enseñar algo que descubrirían por su cuenta en algún punto de sus vidas en este momento.


La almohada improvisada había tocado varios puntos ya, la mayoría recaía en los ataques de pánico y el terror inducido por culpa de Reborn o de algún otro loco (incluyéndolos a ellos mismos) que, ya sea que le causara gracia o simplemente no se dieran cuenta o ni siquiera lo notaran, provocaban en el Décimo Vongola. Los ataques de pánico surgían muy frecuentemente a esta edad, había señalado la almohada, en especial cuando se acercará la fecha de ir a Italia y... aparentemente Tsuna no tomaba muy un cambio tan drástico de ambiente, específicamente de atención. Nadie en verdad podía negar lo último: pasar de ser un don nadie al jefe de una familia tan influyente como Vongola no era algo simple. Otro punto que había señalado era que si no querían que su jefe se colgara del techo o llorara a mares, que no hicieran locuras a gran escala hasta que al menos se adaptara al papeleo.


Por la forma en la que la almohada improvisada se había callado en esta parte, y había pasado sus manos por el cabello del bello durmiente, al mismo tiempo que su expresión y mirada pasaban a ser casi culpables y tristes por algo desconocido por ellos, ese punto tenía muchas razones de existir. Aun así, realmente solo Reborn y Asuna tenían el valor de preguntar, pero no lo hicieron por el momento. No sabían cuánto tiempo estaría Hibari del futuro con ellos después de todo. Otro punto que había tocado era, de tal forma que era como un ataque a Reborn gracias a la mirada molesta hacia dicho tutor mientras lo decía, el trabajo sin descanso que su jefe solía hacer, pasando noches en vela... lo cual fue lo que realmente origino todo esto.


-... Esa es la potencia correcta. – Hibari apremio con una leve sonrisa, asintiendo y masajeando uno de los hombros de quien lo tenía como si fuera un oso de peluche gigante. – Si lo haces más fuerte, podrías dejar a la persona tan ida como si no estuviera allí, dormida, o en el peor caso: en coma. – Hibari sonrió divertido al ver que Yamamoto de inmediato aparto su mano de la espalda de uno de sus mejores amigos, dejando de producir su llama casi al mismo tiempo – Incluso podrías llegar a matar a una persona, pero para eso tendrías que ahogarlo en llamas de la lluvia. – Y eso no era tan fácil como se oía, a menos que fuera un civil o apenas iniciando en el mundo de la mafia como quien dice.


- Eso no es gracioso, ¡yo no quiero matarlo ni dejarlo en coma!, ¡ni ido! – Yamamoto no tenía ninguna sonrisa, y estaba temblando un poco. ¿Por qué no le dijo eso al principio?

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