Kripton (Guión literario)

Capítulo 1: Una noche extraordinaria

Se escuchan el viento golpeándose contras las ramas de los árboles y éstas a su vez chocan contra las ventanas del edificio.

El recinto deteriorado y lleno de malas hierbas a su alrededor no hace más que producir un ruido molesto para los que habitan en su interior.

Nos vamos al frente de este dándonos cuenta de que se trata del hospital de se trata de un hospital, más precisamente el hospital CARI de la ciudad de Barranquilla.

(Cambio de escenario)

Estamos en una oficina de médico general, la penumbra de la noche no deja apreciar con claridad lo que hay en su interior, pero un rayo cercano ilumina el lugar mostrando por unos segundos un título de medicina de la Universidad del Norte.

El escenario comienza a oscurecerse nuevamente, pero otro rayo le impide volver a la oscuridad que azota el lugar, es aquí donde comenzamos a ver otros objetos del interior como la pantalla encendida del televisor y la barbilla rasposa de un hombre. Ahora con la luz del televisor nos acercamos por detrás a aquella persona y podemos escuchar lo que emite el aparato.

Presentador de televisión: Última noticia en desarrollo, soy Jorge Cura, su presentador y en esta ocasión debemos transmitirles un hecho ocurrido hace algunas horas. Un grupo de negocios y familias de bajos recursos fueron "recompensadas" con la cantidad de treinta millones de pesos cada uno, un total de ciento veinte negocios fueron beneficiados por este acto de extraña naturaleza.

Enfocamos la mirada del hombre seguida de un primer plano a su rostro; un hombre de unos treinta y tantos años, de cabellera negra lisa y algo revuelta, el tono de su piel se ve caucásico con el brillo de la pantalla, su físico parece ser de contextura delgada, nariz algo alargada, ojos de color café claro y bello facial emergente, pero descuidado.

El hombre agarra su celular para comenzar a revisar su Facebook dándose cuenta que olvidó algo ya que hace un gesto de decepción mientras enfocamos en el recordatorio del cumpleaños de su hija; el hombre comienza a escribir en la publicación y al terminar vemos su resultado, este trata de recomponerse frotándose los párpados y la nariz con sus dedos pulgar e índice.

Decepcionado consigo mismo termina dejando su celular en una mesa al frente de el. El reportaje sigue y el hombre trata de verlo para relajarse por lo que se truena los dedos de ambas manos antes de dirigir su mirada al televisor.

Presentador de televisión: Informamos que estos incidentes parecen haber sido perpetrados por la banda sureña conocida como Super Gas según la policía nacional, estos individuos también son los responsables de graves actos delictivos que van desde el secuestro hasta el robo al banco nacional el mes pasado. Seguiremos informando cuando tengamos más detalles.

Doctora Galeano: Ésos manes no valen verga, uno aquí sufriendo de esclavitud para tener plata y ellos la regalan.

Una mujer de cabellera ondulada y rojiza, su rostro denotaba elegancia y seducción al igual que su cuerpo escultural a pesar de rondar los cuarenta años; sus ojos poseían un brillo de lujuria incandescente, vestía una ropa de médico común y corriente. El hombre se levantó de la silla y apagó la televisión antes de salir de aquel lugar ya que aquella oficina no era suya sino de un oficial médico superior a el, uno que al tocar su hombro le dio un fajo de billetes de cincuenta mil. Al rato la mujer se fue de allí en un automóvil plateado seguido por la mirada del doctor hasta finalmente desaparecer de su vista.

Doctor: Jueputa, hasta que por fin se va esa vieja malparida. Bueno, un poco de Duxatil de sobra no viene mal, ¿o si?

Mientras el doctor caminaba por los pasillos del hospital volvió a ver el recordatorio del cumpleaños de su hija por lo que llamó a su esposa para tratar de solucionar su problema, y aunque se escuchase apenado estaba seguro de que le reprocharían su olvido. El teléfono sonó unos segundos antes de que una mujer contestara la llamada.