Ese día iba caminando por el bosque, me encontré la flor mas linda que había visto en mi vida. Yo, que siempre he tratado de ser de buenos sentimientos y terrible admirador de la belleza, no me creí digno de ella, y quise buscar a alguien tan bonito como la flor para entregarsela, fui de un lado a otro buscando a alguien asi, hasta que vi a lo lejos a ese lindo niño del que había escuchado hablar tantas veces "el Chico de Rojo" un niño tan encantador por fuera, ojos mas azules que el mar y mas brillantes que el sol, cabello color chocolate que te hacia querer acariciarlo y un cuerpo tan fragil y a la vez deseable, ese era el.
Lo había visto pasar por ahí cuando iba camino a su escuela, rodeado siempre de otros niños y niñas, lo conocía, pero nunca había tenido la oportunidad de acercarme, pero sus compañeros siempre eran tan locos, tan traviesos y tan insensibles, nunca se detuvieron a convensar conmigo, solo pasaban tirando piedras hacia mi dirreccion y burlandose de mi, pero el nunca había hecho nada de eso, mejor dicho, nunca me había dirigido ni siquiera una mirada.
El era un niño tan lindo y gracioso, llevaba tirantes que hacían conjunto con su uniforme, aveces utilizaba accesorios en el cabello y la mayoria de veces era un bonito broche en forma de mariposa lo que adornaba su cabellera, cuando pasaban por aqui me quedaba escuchando su risa tan suave y linda.
Un día le escribí una carta, diciendole lo lindo que el me parecía y cuanto deseaba ser su amigo, al día siguiente la encontré sin abrir en medio de la carretera, cubierta de polvo y arrugada. Despúes vi como el le estiró la cola a un perro para burlarse de los pobres sollozos del animal, en otra ocasión apedreaba a los murciélagos del campanario, la ultima vez llevaba de la oreja a un pequeño conejo gris que nadie volvió a ver.
En fin, detuve la bicicleta y desmonté. Me sacudí el polvo de el pantalon y la salude con la mano, irradiando respeto y alegría de verlo. El lindo niño hizo con su chicle un globo tan grande como una estrella, lo estalló con la uña y se lo comió todo. Me rasqué detrás de mi oreja, pateé una piedrecita, respiré profundo tratando de clamarme, siempre con la linda flor escondida, el me miró de arriba a abajo y empezó a hablar.
-¿Que se te ofrece? ¿Eres el lobo feroz?- Dijo siendo un poco descortés, me quedé mudo, si era un lobo, pero no feroz, y solo quería regalarle una flor recién cortada, se la mostré sacandola de mi manga haciendo un movimiento y un gesto como si estuviera haciendo magia, no esperaba que se emocionara o empezará a brincar, pero tampoco esperaba esa cara de fastidio que puso el niño lindo. Titubiando un poco y un pelito mas nervioso empezé a hablar.
-Quiero regalarte una flor, niño lindo- dije sonriendo y sabía que mis ojos estaban brillando un poquito, tal vez de la emoción de poder cruzar una palabra con ese precioso niño.
-¿Esa flor? No veo por qué.- dijo y rodó los ojos, cruzandoze de brazos y empezando a mover su pie de arriba a abajo como desesperado.
-Esta llena de belleza.- Dije mas emocionado, en serio era hermosa, pero no se comparaba con el niño que tenía enfrente de el.
-No veo la belleza.- se encogió de hombros y sentí un pedacito de mi corazón agruetarse un poquito. -Es una flor como cualquier otra.
Sacó el chicle de su boca y empezó a jugar con el enredandolo entre sus dedos, luego lo volvió pelotita y lo regresó a su boca. Y se fue sin despedirse. Me sentí herido, ¿Acaso estaba mal lo que dije en algun momento? Se me soltaron unas lagrimitas. Subí a mi bicicleta y lo alcanzé.
-Mira mis lagrimas ¿Te sientes bien con eso?- No sabía porque estaba haciendo eso ni porque lo alcanzé.
-¿Te caíste, lobo tonto?- Sonrió un poco y siguió hablando. -Ve a un hospital.
-No me caí.- respondí solo eso y solté unas cuantas más lagrimas.
-Asi lo veo, no te veo las heridas por ningún lado.- Dijo barriendome con la mirada.
-Las heridas estan en mi corazón.- dije limpiando mi lagrimita con mi pulgar.
-Eres un imbécil, ¿No es asi?- y escupió el chicle como una bala, este cayó en mi pelaje y me limité a verlo, se volvió a alejar sin despedirse. Sentí que ese chicle atravesó mi corazón rompiendolo un poquito mas.
No tuve el valor suficiente oara subir a mi bicicleta y seguirla de nuevo, me quedé toda la tarde sentado en ese lugar. Sin darme cuenta, uno tras uno, arranque los petalos de la linda flor. Me arrime a un lado desolado pero no encontré comodidad. Empujando la bicicleta, con el peso del desprecio en mis huesos y mi corazón a punto de llorar fui al pueblo y tomé unas cuantas cervezas.
"Bonito disfraz" me dijeron unos borachos del pueblo, quisieron probarselo, ¿como hacerles entender que no era un disfraz? Se molestaron por no querer prestarselos y me empezaron a patear, afuera del bar uno me escupió diciendome "Maldito egoísta" ¿Egoista? ¿Era egoista al querer arrancarse su piel y ser un humano?
Esa noche había fuegos artificiales y me quedé viendolos por un rato tirado en el suelo, me duele el cuerpo horriblemente, todos estan de fiesta asi que, nadie me va a ayudar, vi a el niño lindo de rojo con sus padres caminando por la ciudad, estaba comiendo un inmenso helado de chocolate y se veía feliz ¿a que sabrá el helado?, me levante sin importarme el dolor en mis huesos y especialmente, en mi alma y me fui, a mi cueva solo, a donde pertenezco.
Volví a ver a el niño lindo un par de días después y me atreví a hablarle.
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The Boy In Red •Larry Stylinson•
FanfictionAdaptacion de "Otra version de caperucita roja" a larry.