Dulce veneno

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...

¡Gracias por su paciencia!

Espero que lo disfruten.

...

La mariposa aleteó hasta su muerte, atraída por el dulce perfume de Oliver, esta, no llegó ni siquiera a las flores. Había muerto sin remedio en medio del campo.

-Dios, pastelito ¿Cuánto tiempo ha pasado? Es decir ¡Mira todo lo que has logrado tu solo! Has levantado una maravillosa casa, sé que eres popular entre las personas "correctas" y has cultivado tan bien tu magia.-Los ojos rosados de Oliver se comenzaron a hacer agua. Arthur, le brindó un pañuelo a su maestro, asintiendo sin creerse esa farsa.-Estoy tan orgulloso.

<< ¿Por qué ha venido ahora? ¿Qué está tramando?>> Pensó Arthur observando como Oliver limpiaba las lágrimas que habían brotado <<No estoy seguro a lo que se refiere, pero sé, que esto no terminara bien. No me gusta. No me gusta para nada que haya aparecido aquí>>

-No hubiera podido lograrlo sin sus enseñanzas, maestro.-Dijo Arthur y levantó despacio la taza de té. Como si temiera que Oliver comenzara a comportarse como el arisco y travieso gato del país de las maravillas que era.

-¡Oh, basta pastelito mío! -Dijo Oliver con su sonrisa.-Me harás sonrojar.

Los minutos parecían pasar más lento en compañía de su maestro y Arthur, aun no tenía claro que tramaba Oliver.

Sosteniendo su sonrisa, Oliver recargó los codos en la mesa y no despegó los ojos de Arthur.

-No puedo creer que esa cosita fea y sucia que encontré en el bosque moribundo, haya podido convertirse en un hombre fuerte y tan talentoso. Fuiste como una oruga, sin duda, te has convertido en una bella mariposa.

Arthur observó el destello rosado en sus pupilas bicolor.

-¿Sabes? Te extrañe un poco.-Continuó Oliver.-Por eso, de vez en cuando, le preguntaba a las hadas por ti.

-¿De verdad? -Carraspeó Arthur.-¿Y qué le han contado las hadas de mí?

-Bueno.-Oliver comenzó a jugar con un pastelito de red velvet cercano.-Me contaron que encontraste, hace tiempo atrás a tu hermano. Un chico lindo, pelirrojo.-Se detuvo un segundo para observar el rostro de Arthur con detenimiento. Este, no reacciono.-Me dijeron que, estuviste un poco decaído cuando no quiso escucharte. Incluso, creo que él...

-El creo una barrera. Una forma de alejarme de su hogar.-Completó Arthur recordando fugazmente su amargo reencuentro.

-No lo culpo. Después de todo, tu fuiste el responsable de quitarle todo lo que tenía. Su familia, su magia, su fuerza.-Sonrió un poco mas.- Medio corazón...

-Solo quería verlo.

Oliver estalló con una risita que no pudo contener ante la respuesta de Arthur.

-¡Oh pastelito! No deberías de poner esa cara. Fueron días malos. No podías controlar tu magia del todo, aunque, devorar medio corazón de tu hermano, calmó a la bestia que reside dentro de ti por buen tiempo.

Arthur entrecerró los ojos.

-Vamos pastelito. No arrugues el rostro. Sabes que a esta distancia puedo notarlo. Es decir, no soy ningún tonto. Ni tu tampoco. Los dos sabemos que ese tipo de magia, deja residuos, en tu caso muy convenientes. Pero pasemos a otro tema ¿Como esta aquella muñeca tuya?... ¿Mmm? ¿Cómo se llama? ¡Oh si, si! ¡Alice! Es un lindo nombre para un juguete que está a punto de romperse.

Arthur sintió hiel frio bajar por su garganta.

-Me pregunto ¿Por qué? ¿Por qué te molestaste en llenar a ese recipiente vacío con algo que brilla tanto? ¿Acaso te arrepentiste de su creación? ¿Pensaste que brindarle esa parte de ti seria lo mejor?

Cría de DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora