Hoy es martes, y son exactamente las 7:15 de la mañana. Me quito na sábana de la cara y me levanto muy lentamente. He dormido poco porque ayer a pesar de ser lunes, me quedé hasta tarde viendo una peli. Era una de esas cursis que le gustan que a las chicas hacen llorar, pero no tenía sueño y no había otra cosa.
Camino arrastrando los pies hasta colocarme frente a un espejo. Mi pelo castaño oscuro está alborotado y bajo mis ojos veo unas ojeras increibles. Me quito las legañas y me peino el pelo con los dedos. Cojo una camiseta y unos pantalones, y cuando termino de "arreglarme" bajo a desayunar.
Justo antes de bajar el último escalon me tropiezo y caigo de morros contra la alfombra. Mi madre me mira desde la puerta suelta una risita:
-Empezamos bn el dia ¿eh?- Se recoge el pelo en un sencillo moño y continúa- ¿Quieres desayunar?
-Claro- digo, frotándome la cabeza para aliviar el dolor-¿Quedan bollos de esos cn chocolate?
- Creo que sí- responde y hace un gesto con la mano- vamos a la cocina
Entramos en la cocina y me siento en una silla. Mi madre me da un zumo de naranja y un bollo que tiene una pinta estupenda. Bebo un sorbo del zumo y devoro mi bollo.
- ¿Qué tal has dormido?-Me pregunta, me pongo la mano delante de la boca para que no vea que la tengo llena de chocolate.
- Si te soy sincero, no muy bn- bebo otro sorbo de zumo- ¿no se notan mucho mis ojeras?
Adopto una pose teatral y mi madre se rie, asiente.
- ¿Y papá?
- Oh, tu padre ya se fue a trabajar- responde.
Me levanto y me dirijo al fregadero, una vez allí coloco el vaso junto a una taza y dos platos. Cojo mi mochila. Todas las noches la preparo y la coloco al lado de las escalera. Es una costumbre que tengo desde pequeño y como me parece práctico no me he molestado en cambiarlo.
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-¿Y esas ojeras?- Me pregunta Alex. No lo escucho, miro al horizonte, ultimamente me pasa un montón, me centro en un punto en medio de la nada y automáticamente dejo de prestar atención. Lo llaman desconectar, bueno pues yo desde las últimas samanas soy la persona más desconectada del mundo.-¡Adri! ¿ estas ahí?- Me grita y mueve la mano arriba y abajo denlante de mi cara.
- Sí, sí- respondo apartándole la mano- Lo siento, estaba...a lo mio...- me disculpo cn una mano en la cabeza para parecer avergonzado- ¿Que me habias preguntado?
-Bah, déjalo- hace un movimiento muy cómico cn la mano- no importa.
-¿Seguro que no quieres contármelo? -Digo riéndome, él se cruza de brazos y mira a otro lado. (quiere dar a entender q esta indignado pero su intento fallido de reprimir una sonrisa delata lo contrario.)
Nos reimos, le doy un codazo , él me danpor imposible y le da un mordisco a su bocadillo. De pronto me doy cuenta de que no he traido nada y siento un agujero en mi estómago.
-¡Mierda!- exclamo mirando su bocata- se me ha olvidado.
-¿Quieres la mitad?- Parece que con la mirada grito que sí porque en seguida parte su bocadillo y me da un trozo.
-Gracias- digo cn la boca llena de pan y jamón.
Además de desconectarme continuamente tenía un apetito enorme y habia desarrollado un gusto sobrenatural por la carne, en especial la carne roja. Esto antes no me pasaba, y apareció al mismo tiempo que las desconexiones. A pesar de este dato seguía siendo delgado y tanto a mi madre como a mi padre no les importaba que comiera tanto, es más les parecía de lo más natural.